TW

Recuerdo a cierto profesor que en los años sesenta del siglo pasado solía repetir este refrán: «La caridad bien entendida empieza por uno mismo». No sabía yo muy bien cómo interpretarlo, y el profesor tampoco llegó a explicarlo nunca. Era un hombre más bien bajito, pero delgado, con una nariz aguileña que recordaba de algún modo el soneto que Quevedo tituló «Érase un hombre a una nariz pegado», en una sátira contra Góngora. Entonces yo relacionaba el refrán con el egoísmo, con lo que decía a menudo la gente: «yo, siempre yo, y nada más que yo». Pensaba que antes que nada había que pensar en uno mismo y que con respecto a los demás, ya se vería. Pero al parecer no es simplemente esto. Nada en la vida es tan simple. Lo que el refrán pone de relieve es la importancia de cuidarnos y valorarnos para poder ayudar a los demás. Asegurarnos de que estamos en una posición fuerte antes de poder ayudar a los otros.

Noticias relacionadas

Esto me recuerda lo que dicen en los aviones, que si hay una descompresión fuerte saltarán las mascarillas y que antes de ayudar a ponérsela a los demás hay que asegurarse de llevar puesta la propia. Pero yo pienso que, si ocurre una emergencia en un avión abarrotado de gente, entre que te cae la mascarilla en la cabeza, cunde el pánico, no sabes cómo ponértela, el pasillo está atascado y el avión se desploma a una velocidad de vértigo, lo único que puedes hacer es quedarte quieto, apelar a Dios y a la suerte. Bueno, pero la caridad bien entendida empieza por uno mismo.

Pienso que la interpretación que hacía yo en mis años de infancia no es tan descabellada. Al fin y al cabo, los curas solían decir: «Haz lo que yo digo, no lo que yo hago». Y García Márquez dijo: «No te esfuerces tanto, las cosas buenas vienen cuando uno menos las espera». Estoy citando de memoria, como hacía Joan Perucho, que me confesó que tenía tantos libros y tanta lectura acumulada en la cabeza que no podía ir a comprobar sus citas ni a su propia biblioteca. Claro, esto se arregla con la informática, pero ya digo que me estoy refiriendo al siglo pasado. Pasado por agua y enclenque, porque no tenemos nada de lo que presumir con respecto al pasado: dos guerras mundiales, desastre de Chernóbil, derrame de petróleo del Exxon Valdez, etc. Pero sí, la caridad bien entendida empieza por uno mismo. La cita tiene sus orígenes en el latín, «Prima charitas incipit ab ego», y a lo mejor tiene aún otra posible interpretación: no abuses de ti mismo, ni tampoco de los demás, love and peace.