TW

Cuando uno piensa que las cosas de cierta importancia deberían solucionarse a la velocidad del rayo, te das cuenta que aparecen y desaparecen, que van por temporadas como las setas y que cuando toca recolectarlas siempre suele haber pocas. Cada año y por esta época, quienes tienen la varita mágica de hacernos vivir ilusiones, nos convocan bajo la carpa del circo con el fin de que veamos cómo sacan el conejillo del interior de la chistera pero sin enseñarnos el truco y de nuevo aparecen en cartelera como el más difícil todavía, propuestas tan importantes como «turismo sí o turismo no» .

Noticias relacionadas

Yo voy a permitirme decir algunas cosas simplemente como catapulta y freno al mismo tiempo de esas voces que suelen levantarse, unas para apoyar y otras para frenar. Hay quienes aseguran que tenemos masificación, que sobran muchos y que habría que poner barreras, mientras otros dicen que el turismo es prácticamente la única industria con la que contamos después de habernos cargado a las industrias clásicas y tan nuestras como el calzado y la bisutería quedando de éstas muy pocas. Puestos a nadar entre dos aguas se están buscando soluciones para atraer a eso que se llama turismo de calidad y no es que me parezca mala idea siempre y cuando se controlen los elevados precios a los que el ciudadano de a pie se vería forzado llevados por esa forma de pensar de que como al turismo que viene les sobra la pasta, que todos pasen por el mismo rasero. Cuidado con las chisteras que no todas llevan conejillo.