Después de los últimos actos vandálicos provocados por parte de un supuesto grupo independentista catalán afincado en tierras menorquinas, uno se pregunta si no hubiera sido mejor para España que Cataluña hubiera cogido las de Villadiego y nos hubiera dejado tranquilos al resto. Dirán que España no les dejó. Pero ellos tampoco quisieron. Y allí están, chantajeando al pobrecito de Sánchez y «robando» al resto de España.
Y si fuera verdad que España no les dejó, ¿por qué no lo hacen ahora que nadie les impediría irse? España no mandará tanques ni la fiscalía presentaría seguramente cargos contra los cabecillas. España es demasiado «chulísima» para ello. Y su Gobierno mucho más. Ya les va bien actuar de víctimas los unos y los otros. Y sobre todo intercambiar los gobiernos al más puro estilo inversamente proporcional.
Si los catalanes independentistas se hubieran independizado del resto de España ahora mismo España sería diferente. Muy diferente. Por de pronto, el marido de Begoña no estaría en la Moncloa. Ni ella tampoco. Ni su hermano vete a saber dónde. Y Franco descansando en su tumba que es donde tiene que estar y no inaugurando pantanos ni centrales hidroeléctricas de antaño.
Y lo que es bueno para España, tiene que ser bueno para Menorca. Sin duda, aún habría quienes se atrevieran a hablar de los imaginarios países catalanes, pero no pasaría nada. Los hay quienes dicen que la Tierra es plana y no por ello la Tierra ha dejado de ser esférica y de dar vueltas alrededor del Sol y sobre sí misma. Vivir en libertad es precisamente eso, respetar la opinión del otro por muy equivocado que esté.
Si el marido de Begoña no estuviera al timón del Gobierno, tal vez el PSOE tendría otro dirigente y tal vez, otro talante. Tal vez el populismo daría paso a una política al servicio del ciudadano. Tal vez los acuerdos de Estado en temas claves estarían más a la orden del día y todos saldríamos beneficiados. Tal vez La Palma y Valencia hubieran recibido la ayuda prometida. Tal vez los pescadores podrían salir a faenar. Tal vez se incentivaría la compra y construcción de vivienda en propiedad, y no tanto el alquiler siempre atado al negocio especulativo. Tal vez la fiscalía sería independiente de cualquier dictado político. Tal vez los medios de comunicación seguirán comunicando y no propagando. Tal vez..
Y tal vez por fin podríamos hablar en menorquín tan tranquilos, llamando cada cosa por su nombre, sin sentirnos menospreciados ni ignorados por según qué clase político-cultural gobernante. Porque de haberlos haylos. Y por desgracia de todos los colores.