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Hoy hace una semana desde que el miércoles pasado se informó del alto el fuego en Gaza que debía comenzar el domingo, y aunque el Gobierno israelí se tomó su tiempo en confirmarlo, y aprovechó esos días para rematar el exterminio masivo (rebañar el plato, en jerga militar) añadiendo cientos de muertos y heridos en bombardeos, y más mujeres y niños asesinados durante el fin de semana, como si dejar de hacerlo cuando todo ha sido ya aniquilado les produjese un gran pesar, y la sensación de estar siendo humillados por Hamás (¡humillados!), lo cierto es que todavía no podemos creernos esa efímera tregua, salvo que se trate de un alto el fuego publicitario. A estas alturas, está claro quién ha ganado esta llamada guerra, y que el ganador de ninguna manera piensa en la paz tras más de un año de masacre. Les faltan los flecos, que por cierto son de órdago en diferido. Esta demora solo habrá servido para que tanto Biden como Trump, cómplices necesarios de la aniquilación, saquen pecho y se atribuyan el mérito de la tregua, y quizá hasta ganen el Nobel de la Paz junto a Netanyahu, el más atroz criminal de guerra del milenio. Por supuesto, también para que rescaten a los rehenes cautivos, lo que si bien nunca fue el objetivo del Gobierno israelí, sin duda aporta un valor añadido y una nota feliz a los noticiarios. De rebote y como dato anecdótico, pero asqueroso, este alto el fuego en Gaza ha provocado que en España, también por razones propagandísticas de atacar al Gobierno, el infecto señor Mazón, en pleno delirio, hiciese las declaraciones más abyectas jamás oídas. Y se reafirmase luego en ellas, asegurando que Sánchez ayuda más a los palestinos que a los valencianos. No hay como un exterminio histórico para que a su alrededor broten los canallas y aprovechen para mojar pan. Pero decíamos que no nos creemos esta tregua o alto el fuego, sobre todo ahora que ya manda Trump y su ejército de ultrasionistas, porque si antes y durante un año de genocidio en directo nadie (tampoco el propio pueblo elegido) intentó detenerlo, menos lo harán ahora cuando solo les falta rebañar el plato y culminar su eterna reconquista. Con espacios publicitarios, como este de ahora mismo.