TW

Dando mas de una vuelta al tema de la conmemoración, que no celebración (aunque muchos, en aquellos tiempos, lo celebraron) de los cincuenta años de la muerte de Franco, llego a la conclusión de que es más una provocación que un interés de «educar» a la población a la que le queda lejos o incluso desconocen, lo que fue una dictadura tremenda y terrorífica que tanto dolor causó y que aún mantiene esa herida abierta.

Los que me conocen saben de mi postura antifranquista que incluso a mis 19 años me llevó a pasar por los tremendos calabozos de Vía Layetana y a estar a punto de ser procesada en el terrible TOP (mal llamado tribunal de orden público) ,del que me salvé, creo, por no tener antecedentes «delictivos» y también porque me representó un grandísimo abogado, don Manuel Pérez-Victoria de Benavides, buen amigo de mi padre, Francisco Segura de Luna, también gran abogado y en aquellos momentos miembro del Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona.

Eso sí, no pude hacer mi viaje de novios al tener retirado mi pasaporte (más de dos años estuve sin no poder salir de nuestro país).

Bueno, a lo que iba… Creo sinceramente que la iniciativa de este gobierno es del todo un error, un error que ya está dando excusas a los partidos para enzarzarse en más batallitas de descrédito y que nos tienen más que hartas.

Es evidente que la Ley de Memoria Histórica podrá ayudar a cerrar heridas y puede ser una buena herramienta que podría con su posible faceta pedagógica, alertar de lo tremendo que es alentar ideas que nos lleven a dar mil pasos hacia atrás y perder los derechos de libertad y otros que se han ido consiguiendo gracias a vivir una democracia sana… una época donde, conseguida la aprobación de la Constitución Española, se fue logrando un país que ansiaba poder expresarse, poder ser libre en cualquiera de los aspectos que el ser humano debe tener derecho a desarrollar.
Las primeras elecciones democráticas de 1977 debieran ser ese punto de partida para celebrar (ahora sí) el que España recobrara su libertad.

No entiendo el porqué de esta acción del Gobierno; es evidente que no podemos olvidar la etapa tan extensa en la que Franco hizo y deshizo a su antojo, pero ¿era necesario poner a este señor en primera línea?

Parece que el objetivo es fomentar una cultura «de recuerdo, de memoria» que ponga en valor la importancia de lo que es vivir en una democracia y al mismo tiempo avisar del peligro que comporta la tendencia al autoritarismo.

La transición en nuestro país fue como un milagro… en poco tiempo y de manera pacífica, sensata e inteligente nuestro país, guiado por personas de gran altura que entendieron lo que era hacer país y que antepusieron las ganas de entrar en una democracia sostenible y verdadera a sus ideas personales o de su colectivo.

Pienso que el rechazo a las dictaduras debería ser algo que estuviera implantado en nuestros cerebros y que en cuando avistáramos algún movimiento en su contra, saltara una alarma y reaccionáramos de inmediato.

¡Con la cabeza más que con el estómago!

Porque estamos asistiendo a un repunte fuertísimo de esta tendencia al autoritarismo… ¡miedo me da!

Claro que si se vota a gente como Trump, un futuro presidente delincuente y condenado, ¿qué podemos esperar?

Urge una gran labor de concienciación sobre los peligros que nos acechan si bajamos la guardia y «pasamos» de este gran problema.

En relación a esto os sugiero ver una serie en Neflix, «Las Abogadas».

Allí, quienes no hayan vivido en la España franquista, podrán observar lo que pasaba… y todo es verdad.