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Este año ha sido tan desgraciado que antes de que termine ya se ha vuelto histórico. Ni siquiera es necesario hacer memoria para redactar un balance, porque las calamidades, que son la sustancia de la Historia, te saltan a la cara. La matanza interminable de Israel, que al unir la venganza con el delirio de la tierra prometida, y la defensa con el exterminio, carece de límites y ya abarca varios países. Y nadie en el mundo, desde luego ningún judío, hace nada por detenerla. Eso sí, estamos aprendiendo mucho, con documentación visual diaria, sobre qué es un genocidio posmoderno. La guerra de Ucrania es más antigua, y avanza con paso lento de animal antediluviano, como el propio Putin, mientras el patriota Zelenski no para de pedir más misiles y exigir a la OTAN que se implique de una vez. A todas estas, la demoledora victoria electoral de Donald Trump, persona del año según la revista Time y que por sí solo genera más historia que toda la comunidad internacional, parece ser    el mascarón de proa de esa nave de locos impulsada por el vendaval de la Historia. ¿Adónde? A la mierda, porque este fue un año de mierda, culminado climatológicamente con el diluvio universal en Valencia. Chorrea historia como si fuese una llaga purulenta, más de 360 días históricos uno detrás de otro, y no hay desgracia comparable a vivir días históricos.

No les extrañe que dentro de algún tiempo, para darse ánimos, la gente empiece a decir «Esto no es nada. Acuérdate del año 24». Demasiada densidad histórica es imposible de digerir, igual que una montaña de paté pasado, algo podrido, y en toda mi vida había visto yo un año tan histórico como este 2024, aunque sí tenía noticias de otros. Lo que no es igual. Al fin me siento histórico de verdad; ya lo he visto todo. Aquí en España, entre nosotros y seamos quienes seamos nosotros, lo normal. Los aullidos de siempre, también históricos, puesto que somos un país muy aullador, y quien no aúlla no mama. Si acaso, el nivel de escándalo se ha elevado este año nefasto debido a la apoteosis judicial imperante, que ha logrado encausar al Fiscal General del Estado por los delitos comunes de un particular madrileño. En fin, hoy acabará este año tan histórico, tan jodido. Pero nunca se olvidará. Feliz Nochevieja a todos. Y muy feliz año nuevo.