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Recordando a D. Fernando Vinent, abuelo de la escritora Ángela Vinent.

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Ángela Vinent, escritora y recopiladora, un lejano día me escribió interesada en conocerme personalmente por si podía ayudarla, deseosa por descubrir sus orígenes. No recuerdo la fecha, pero sí que una tarde a las cuatro fui en su busca a la parada del autobús en Sant Lluís. Nos saludamos, llegamos a Bini Repòs y me encantó escucharla, sabía de mí a través de la prensa, siendo la charla por ambas partes muy interesante, si bien no debía esperar lo que le diría de su abuelo es santclimenter había perdido lo que supuestamente tantos dolores de cabeza y noches de insomnio le habían llenado ses butxaques. Tristemente vio como Salvador Estrada se iba quedando sus propiedades. Al repasar la historia me doy cuenta que el oriundo de Italia era una persona avispada. En su tiempo fue concejal del Ayuntamiento de Mahón, propietario de un almacén de cereales, en la cuesta de la Abundancia la que bajaba al puerto, casi enfrente del cuartel de carabineros y la iglesia de San Pedro. Asistía a cuantas reuniones de compra y venta -conocidas por subastas- sabía que se llevaban a término. Estas dieron un gran movimiento a sus propiedades. A buen seguro que fue el poder adquisitivo y el manejo de un gran capital lo que le permitía acudir a las subastas, cosas de la época. Así se hizo con el molino del Sr. Fernando Vinent del vecino pueblo de Sant Climent, entre otras muchas propiedades.

Añadir que el Sr. Salvador Estrada, del cual antaño tanto escribí, motivada por la cantidad de historias escuchadas del mecánico de la motora, del cual fue íntimo amigo, fue el primer comercial que puso a la venta en nuestra ciudad bombillas de filamento eléctricas de la casa Philips con sede en Barcelona, firma que continuó su hijo en la popular Ravaleta, Ca n’Estrada, siendo de los primeros comerciales que ofertó las primeras maquinillas eléctricas de afeitar, toda clase de aparatos electrónicos, también los primeros aparatos para sordos, una gran innovación sin olvidar las televisiones, esas sí que fueron    y dieron una    gran modernidad con sus antenas en los terrados mahoneses, y tantas y tantas cosas, de las gramolas pasando a los tocadiscos pick up, y un sinfín de artilugios del moderno 1950.