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El día 13 del próximo diciembre pasarás a la reserva, mi general. Te tuteo como es normal entre los militares del mismo empleo. Lo harás oficialmente como coronel, debido al despotismo de un ministro converso, esclavo de sus arrebatos y su inconsecuencia, porque los que pierden formas habitualmente si son limpios de corazón, rectifican. Sumemos a esta reiterada incapacidad para asumir errores, la sumisión sin límites de un hombre de Estado a un partido político y a su jefe de filas. No nos extraña, porque es la misma que le lleva, por cesiones sin control a los nacionalistas vascos, con Bildu a la cabeza, a poner en la calle a etarras convictos y confesos y a obedecer a ERC y Junts, que no perdonan tu liderazgo en la toma de control de la Generalitat tras el golpe de 2017 y la aplicación del artículo 155 de nuestra Constitución. Los mismos separatistas que ahora han impedido que el ministro del Interior declare el necesario nivel 3 de emergencias, porque no admiten que el general de la UME en este caso, sería quien asumiría el mando operativo. ¡Un general del Ejército de España!. ¡Jamás! (1).

No voy a relatar por más que conocida, tu lucha judicial que te llevó a la Audiencia Nacional y finalmente al Supremo, tras tu oposición a informar políticamente unas actuaciones judiciales que una magistrada decretó como secretas, derivadas de la manifestación del 8-M a las mismísimas puertas de una criminal pandemia. Allí se movilizó todo el aparato de un partido para proteger al delegado del Gobierno en Madrid, Franco y a las organizadoras de la marcha de aquel «día de la mujer». Arrastrarían incluso a la Abogacía del Estado que recurrió la sentencia de la Audiencia Nacional, recibiendo en consecuencia un fundado varapalo del Tribunal Supremo. ¡No habías hecho otra cosa que defender las actuaciones de un subordinado y respetar el carácter secreto de unas diligencias dictadas por una magistrada!

Y ante otra sentencia del Supremo que ordenaba retrotraer el ascenso de tres coroneles a

generales de brigada, por el bien de tu Benemérito Cuerpo, has decidido retirarla, en un acto de compañerismo, consecuente con tu vocación de servicio. El pasado día del Pilar dijiste a tu gente en la Comandancia de Tres Cantos: «Me marcho con la cabeza alta, con la conciencia tranquila y con la más alta recompensa que puede atesorar un militar: la mirada de los hombres y mujeres que ha tenido bajo su mando». Miradas, te lo aseguro mi general, teñidas del afecto y respeto consecuentes con lo que rezan nuestras ordenanzas: «hacerse querer y respetar por sus subordinados».

Con permiso de los generales Lombo (2) y González Gallarza, los «cuatro estrellas» más antiguos vivos, en tanto uno de los primeros acuerdos de un nuevo gobierno sea decretar tu ascenso, te nombramos general con carácter honorífico, dándote ya la consideración que te niegan quienes por mucho que os alaben, usan a las FCSE solo a conveniencia, en tanto sirven a sus intereses. Son los mismos que en años han sido incapaces de equiparar vuestros sueldos con los de las policías autonómicas, los que gota a gota ceden competencias exigidas por quienes solo buscan romper la cohesión de España como estado, romper incluso su identidad, cultura o historia. Encaja perfectamente este ascenso honorífico, con la máxima que impregna vuestra vida como cuerpo: «el honor es la divisa de la Guardia Civil»

En cierto sentido deberías alegrarte por no deber tu ascenso a una clase política desnortada, desligada de la sociedad, en muchos sentidos traidora. Basta leer las encuestas o ver las manifestaciones espontáneas. Solo les queda la supuesta fidelidad a unas siglas y a un líder con indiscutibles habilidades de seducción hacia un tipo de personas, pero también dotado de resentimientos y de falta de valores que esgrime con natural desfachatez. ¿Nadie en el Consejo de Ministros pudo plantear la conveniencia de ascenderte? Es que incluso desde un punto de vista práctico, evitaban acumular más problemas sobre un ministerio ya sobrepasado, no solo por recientes tragedias internas, sino por los escándalos de alguno de sus miembros, del propio «ponerse de perfil» ante una emergencia nacional como la que vive Valencia, en la que los servicios de Protección Civil del ministerio no han estado a la altura de las circunstancias.
Espero que la Real Hermandad de Veteranos de las FAS y la GC. te acoja en su seno. Tienes aún mucho campo de servicio mi general. Y un día lo celebraremos leyendo el BOE, ratificando el nombramiento que un viejo general, con permiso, recogiendo el mandato de una opinión pública mayoritaria y de muchos uniformados, hoy te anticipa.

1. Viva aquella viñeta de un irrepetible coronel Mingote: en plenas inundaciones en Bilbao, un Guardia Civil salva sobre sus hombros a un etarra. ¡No estáis exentos de Dana’s!
2. El General Lombo siempre ha esgrimido con orgullo ser hijo del Cuerpo.

* Artículo publicado el jueves 28 de noviembre de 2024.