Oraciones
Caprichos
17/11/24 4:00
Los caprichos nunca hay que razonarlos porque pierden toda la gracia. Qué gracia tiene comer cacahuetes, capricho de ratas, o leer los desórdenes amorosos de unos niñatos de Verona que llevan siglos muertos, o aficionarse a tal marca de móvil, o pasar la mano por superficies suaves y tibias, algo convexas. Ninguna en especial, salvo que previamente te sobrevenga el capricho, que es lo que hace respetable cualquier cosa. Los caprichos son lo que son, caprichos, y cuanto más los analices y manosees, más pronto se desintegran. Se volatilizan.
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