Me agrada recrearme en aquella calle de S’Arravaleta, comercios uno junto a otro. El Imperial, al que apenas tengo en mi mente, sin embargo mi memoria guarda aquel local convertido en el Mesón, el hijo mayor de Dº. Ramón Bustamante del hotel más importante en aquellos momentos, al frente del mismo. Es posible que algunos comenten que el mesón era punto de encuentro de gente bien; mas me atrevería a decir que allí acudían los jóvenes del momento, empleados de banca, oficinas, encargados de fábricas y también los conocidos por «hijos de papà». Otro grupo eran los propios padres y matrimonios con buena situación. Hace años allí se encuentra la Banca March. Siendo yo una menor, escutriñaba aquel punto desde una de las ventanas de las oficinas de Teléfonos, acompañaba a mi padre y mientras él se encontraba en una cabina, esta servidora no se cansaba de observar cuanto sucedía en el Mesón.
Xerradetes de Trepucó
Las telefonistas
13/11/24 4:00
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