Ya se dijo. Contrastémoslo. Un activo de la convivencia refulge cuando los vecinos de un pueblo suman más que restan; y viven en armonía. El INE, en su censo de 2023, averiguó que uno de cada cuatro residentes en Es Mercadal es extranjero, el 25 por ciento; y otro 36 por ciento es originario de distintas regiones hispanas. Por tanto, ese 61 por ciento de residentes viene o es de fuera del lugar. Así, de ese censo de casi seis mil habitantes, solo el 18 por ciento era nativo de esa villa y el 21 por ciento restante lo era de otras zonas baleares.
El profesor Paulino J. Fajardo recordaba en el «Diccionario Jurídico» de V.V.A.A. [Ed. Comares. Granada, 1997] ciertos criterios que atribuían carta de naturaleza a los ciudadanos de la antigua Roma: cives afectos al ius sanguinis, que concedía la nacionalidad a los hijos de sus nacionales, como igualmente a los nacidos en su territorio acorde el ius solis.
A este tenor, en analogía doméstica, mercadalense sería el hijo de padre o madre mercadalenses; como asimismo lo sería el nacido en Es Mercadal. Aunque quizá debieran añadirse otros contextos: mercadalense sería quien, además de vivir regularmente en Es Mercadal ―solo empadronarse pudiera tener su aquel―, lo estima sin fisuras, aún desde extramuros... Sin descartar la enmienda del padre Delicado ¡esa es la madre del cordero!, cuando en su obra «La Lozana Andaluza» concluyó: «Uno es de donde pace, no de donde nace».