Desde el primer instante del diluvio universal que arrasó Valencia, políticos, informadores y toda clase comentaristas nos advirtieron que no era momento de polemizar y buscar culpables del horror caído del cielo; que ya habrá tiempo para eso. Así que yo me callé y permanecí mudo por más que muchos, empezando por el señor Feijóo, líder del Partido Popular, tras formular esa rutinaria advertencia, se presentó exultante en Valencia y sobre esas imágenes dantescas de tragedia procedió a cargar contra el Gobierno y contra el presidente Sánchez culpable de todo. Más que un acto de oposición brutal, o del dicho popular de que de las catástrofes todo se aprovecha, fue una manifestación muy lograda del arte de azuzar (incitar, hostigar, jalear), un verbo fundamental en política del que se habla poco. Normalmente los que azuzan son los medios, sobre todo digitales, o el señor Tellado, que aún no ha tenido tiempo de exhibir en el Congreso, con una enorme sonrisa, fotografías de la hecatombe valenciana, con montañas de coches, como hizo no hace mucho con las imágenes de varios asesinados por ETA. Así se azuza, sí señor. No hubo tiempo, pero Feijóo hizo lo que pudo ante la urgencia del momento, derrochando protagonismo.
Oraciones
Después del diluvio universal
07/11/24 4:00
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