Mahón cambia constantemente, como dirían en otros tiempos, donde fue «a can Catelo, hoy no se encuentra, en sucaretlo». Son los tiempos. Los mayores podríamos hacer un itinerario de las jugueterías de nuestra infancia, entre ellas Juguetes Cardona, en la cuesta de sa plaça. Tuve el placer en 1982 de entrevistar a Nieves Cardona, disfruté de escucharla. Una mujer prodigiosa, en todos los sentidos. Nacida el 5 de Enero 1902 en la desaparecida zapatería Can Viñas vecinos de siempre de la juguetería.
La familia se mudó a la casa de enfrente actual estanco. Siempre en el mismo ruedo de la calle Hannover, pasando a la actual Pastelería Vallés, casualmente la entrada era muy diminuta. Su padre hombre emprendedor la convirtió en la Samaritana, tienda de ropa frecuentada por gentes de la Ciudad y del campo. Los payeses se paraban los domingos al ir a misa, comprando el socorrido vellut para hacer unos pantalones a l’amo i ets al·lots.
Doce empleadas cosían para la tienda mientras la niña na Nieves iba al colegio de San José. Recogí un sinfín de datos curiosos que ya publiqué en su día. En 1906 nuevamente traginaron muebles y enseres, a la casa de enfrente ‘porta per porta’ continuando el negocio hasta que fueron incrementando algo de juguetería hasta que tan solo se dedicaron a ello.
La primera muñeca que tuvo Nieves valió cuatro céntimos, era de cera y se la compraron en ca na Segó de la calle Nueva, donde fue por muchos años La Cigüeña. Me continuó detallando curiosidades, por ejemplo. Antes las fechas de este ramo eran claves. Día de Reyes, san Antonio, san José, y la Virgen del Carmen, nada que ver a como ha llegado este ramo a la actualidad. Eran regalos modestos y sencillos, fabricados con cartón, latón, madera y poco más. La llegada del celuloide fue toda una revolución, las muñecas de cinco pesetas, ‘un duro’ era el ‘no va más’. El plexiglas, goma y plástico han ido revolucionando el mercado.
Transcurridos 42 años de mi entrevista, hoy sería revolucionario el incremento de cambios en el ramo de la juguetería, nada que ver con principios del siglo XX. Siendo impensable la cantidad de fabricantes que se encuentran, la publicidad en televisión y demás, y formas de pago, la tarjeta y los plazos han llegado a hacer verdaderos estragos, al contrario de cuando ella era propietaria y encargada de ventas. Las familias obreras, la noche de reyes dejaban en los zapatos o zapatillas de sus hijos una bolsa de caramelos, tan solo se beneficiaban los más chiquitines.
Jamás olvidaré sus palabras al despedirnos añadió: «Las tarjetas de crédito, hacen que sea el mes de marzo y se recuerde con amargura el precio de aquella caja llena de trastos que fa mes nosa que companyia».