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Por mi cumple me han regalado el libro «Un espía privado. Las cartas de John Le Carré», recopilación hecha por su hijo, Tim Cornwell, y editado por Planeta. Sí, amigos, los espías usan nombres falsos y, cuando escriben, pseudónimos. Al pie de una foto, Le Carré afirma que el Brexit es «un acto de suicidio económico montado por charlatanes». Efectivamente, vivimos una época de charlatanes o populistas o de manipulación de masas, y a las masas no se las gana con la cabeza ni el corazón, sino con las vísceras o con un cheque. Si algo nos une actualmente es el miedo. Un miedo visceral. Bueno, muchos miedos a la vez. Y un miedica siempre será manipulable.

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Por ejemplo, hay un montón de gente preocupada por el resultado de las elecciones en Estados Unidos. Ni siquiera son norteamericanos. Las elecciones se parecen cada vez más a un referéndum: solo hay dos opciones contrapuestas. Salga quien salga, estamos apañados. Ya sabemos que cuando los imperios se sienten en peligro, contraatacan. Somos marionetas sostenidas por hilos invisibles. Cuando decimos «estamos perdidos», puede tratarse de una exclamación de desesperanza o un reconocimiento de que no sabemos qué camino tenemos que tomar.

Tanto si gana Trump como si gana Kamala, Europa tendrá que espabilar. No hay que desesperar si queremos sobrevivir, porque la pasividad nos destruye. Imaginemos ya qué futuro queremos conseguir. Porque no será fácil.