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Dos proyectos para generar energía eólica marina en las aguas menorquinas están en liza. El Ministerio para la Transición Ecológica ya tiene sobre la mesa las propuestas de las empresas Qyar y WTF para instalar molinos flotantes al noreste de la Isla.Las primeras imágenes virtuales de los diez molinos con aspas de 262 metros de diámetro de la promotora francesa Qyar encendieron las alarmas y generaron un primer movimiento en redes sociales contra las torres que podrán verse desde la costa. Ahora conocemos algunos detalles del segundo proyecto aún incipiente de WTF, con doce molinos, más altos y potentes que los de su competidora por el espacio en la zona declarada apta para esta infraestructura por el Gobierno.

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La polémica sobre el impacto de estas instalaciones retorna, es un déjà-vu, hay múltiples proyectos eólicos frustrados. En 2007 se promovían aerogeneradores en SonBruc y Ses Comunes; surgió una dura oposición hacia el parque eólico y se creó hasta una coordinadora ciudadana en su contra. Uno de los argumentos era que las estructuras superarían en altura a El Toro, el punto de referencia de Menorca, y que generarían un enorme impacto paisajístico. Casi 20 años después algunos argumentos se repiten, aunque la situación algo ha cambiado, ahora proliferan las placas solares y también tienen detractores, por el consumo de suelo agrícola que suponen, la invasión del campo por los huertos solares.

Los temores hacia los molinos eólicos marinos no solo se centran en la superficie sino que se hunden en las profundidades del agua. Esta vez el ecologismo es más comedido, pide una prueba piloto con un solo molino, para monitorizar sus efectos, algo que parece razonable antes de lanzarse a instalar diez o doce gigantes. Lo que está claro y no cambia con los años es que nadie quiere renunciar al consumo eléctrico ni al estilo de vida, y que la preocupación por el cambio climático se queda en postureo en cuanto la lucha global altera nuestra tranquilidad local.