TW

Es necesario comprender el absurdo en el que nos encontramos para poder discernir el estado de la política española actual. Un gobierno, el del PSOE, que lleva seis años al mando de los destinos del país, es ahora protagonista de una manifestación en las calles que, sorprendentemente, parece estar dirigida contra sí mismo. ¿Qué está sucediendo en España? ¿Cómo hemos llegado a esta situación en la que los dirigentes convocan a las masas a protestar por los problemas que ellos mismos no han sido capaces de solucionar?

Contradictio in terminis, diría cualquiera. La vivienda es el tema que nos ocupa: una promesa incumplida de 260.000 viviendas públicas que sigue sin materializarse. Al mismo tiempo, los precios del alquiler no hacen más que aumentar, incluso tras la aprobación de una ley de vivienda que se presentaba como la gran panacea. Sin embargo, los resultados son evidentes: la especulación continúa, las familias siguen sufriendo, y la vivienda sigue siendo un negocio en lugar de un derecho. Es en este contexto donde nos encontramos a la ministra Maroto y otras figuras del PSOE, manifestándose como si estuvieran en la oposición, cuando en realidad son los responsables de la situación actual. ¿A quién beneficia este espectáculo?

Noticias relacionadas

Con el PP, esta res publica no se habría transformado en un circo en el que los mismos que nos llevan al desastre simulan ser los salvadores. En lugar de crear un futuro mejor, se han centrado en políticas divisorias como la amnistía o el cupo catalán, mientras los problemas reales de los ciudadanos, como la vivienda o la pobreza, quedan relegados a la inacción.

Es sencillamente incomprensible que quienes nos gobiernan se lancen a las calles a manifestarse como si no fueran ellos los que ostentan el poder. Un gobierno que no gobierna, sino que se dedica a emitir tuits vacíos y a convocar manifestaciones contra su propia ineficacia. La izquierda española parece haber olvidado que gobernar significa actuar, legislar y ejecutar. Lo que estamos presenciando es una forma de suicidio político, quod erat demonstrandum. Son gobierno, dejen de tuitear.