Posiblemente juzgar nuestros defectos y errores con más benevolencia que a los demás está dentro de la naturaleza humana. Sin duda, la política demuestra a diario su ‘humanidad’ con esta práctica de la doble moral como hemos visto por partida doble esta semana.
Sin entrar en el fondo del asunto, el caso del fiscal general es paradigmático. El criterio del PSOE en la oposición es que cualquier investigado por la justicia debía dejar su cargo. Por más razón y falta de culpabilidad que pueda tener el señor García Ortiz es incongruente que pueda seguir ejerciendo su cargo, uno de los pilares de la administración de Justicia, habiendo sido puesto en cuestión por nada menos que el Tribunal Supremo. Pero el Gobierno que antes decía digo ahora dice Diego.
En Balears, hemos visto que la rigidez reglamentaria del señor Le Senne pone en riesgo la esencia parlamentaria que es la libertad de expresión, y ello incluye la ropa que sus señorías puedan lucir. Ahí entran las camisetas con imágenes de las Roges des Molinar, víctimas de la represión franquista en la Guerra Civil, como las que llevaban algunas diputadas socialistas. Sin embargo, en el Congreso, políticos del mismo partido han acusado al señor Tellado, portavoz del PP, de instrumentalizar a las víctimas de ETA por mostrar en el hemiciclo fotografías de algunas personas asesinadas por la banda terrorista.
Bueno, a ver, ¿en qué quedamos?