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Ya hace años que la UE externalizó el control de sus fronteras, a fin de que Turquía y otros países del sur mediterráneo, menos escrupulosos con los derechos humanos, impidieran la llegada de los desesperados inmigrantes, y ejercieran de centinelas a cambio de miles de millones de euros. Ahora, según el último invento de la neofascista italiana Meloni, aplaudido por Bruselas y la presidenta Von der Leyen (aquí ya la puso como ejemplo de políticas migratorias el señor Feijóo), la solución sería externalizar las deportaciones construyendo centros de almacenaje de inmigrantes fuera de la UE, en Albania por ejemplo. Esto no solo agilizaría las polémicas deportaciones en caliente, sino que las superaría y haría innecesarias, al no estar técnicamente los deportados en suelo europeo.

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Una idea que entusiasma a las derechas y ultraderechas europeas, eso de externalizar, y que junto a la similar de privatizar, está logrando que a nuestras sociedades (del bienestar) no las reconozca ni su madre. Casi todo está ya externalizado, salvo los Gobiernos y la judicatura, aunque la judicatura… En fin, que lo que no está externalizado y privatizado, pronto lo estará. ¡Pero las deportaciones…! Jamás se nos habría ocurrido, por no hablar de lo costoso que es edificar grandes campos de concentración y deportación en el extranjero, a fin de expulsar inmigrantes antes de que lleguen a tocar territorio patrio, como se proponen los italianos. Increíble cómo las ultraderechas, incluida la norteamericana de Trump, con el apoyo incansable de creadores de contenidos (los nuevos ideólogos), han logrado en pocos años contagiar su paranoia migratoria, racista y xenófoba, a gran parte de las poblaciones, que ya lo consideran el problema más grave de nuestro tiempo. Y es inútil insistir que sin millones de emigrantes, la economía europea reventará sin remedio, y también las pensiones y la Seguridad Social. Qué días tan extraños. Israel ataca a la ONU con bombas, y aquí el Supremo imputa al fiscal general del Estado. Von der Leyen y Feijóo aplauden externalizar las deportaciones. Y los centros de deportación, que estén fuera. Si un día se despiertan externalizados, no se asusten. Es normal.