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O por lo menos no debería parecerlo ya que en las últimas semanas nadie diría que 30.000 personas viven en una ciudad europea con prestaciones básicas como lo es el agua potable, entre muchas otras más que se presuponen de una civilización moderna y avanzada como la nuestra en pleno siglo XXI.
El escándalo por el exceso de nitratos destapado por el Partido Popular hace tres semanas, ha generado una gran preocupación social entre los vecinos de Mahón que han sido engañados durante casi un año y han consumido agua declarada apta para el consumo humano cuando en realidad no lo era. Ahora, sabemos que tanto el Ayuntamiento de Mahón como Hidrobal, han ocultado las analíticas desfavorables de la desnitrificadora de Malbúger desde hace casi un año.

La dimisión de la concejala socialista y responsable del área, Dolores Antonio, tenía como objetivo evitar una onda expansiva que ha acabado llegando a su jefe Héctor Pons. Esto queda demostrado al haber rechazado el alcalde socialista la puesta a disposición del cargo por parte de la concejala el pasado viernes 27 de septiembre, pero una semana después y acorralado por el eco del escándalo en todos los medios de tirada local, regional e incluso nacional, Pons prefirió salvarse a sí mismo aceptando la dimisión de Dolores Antonio el jueves 3 de octubre.

Héctor Pons ha ido echando la culpa primero a una funcionaria, después a Hidrobal y esta semana se ha encargado de filtrar una analítica para tratar de inculpar también a la Conselleria de Salut del Govern balear. En su rabieta por no asumir un grave error y permitir que se siguiera consumiendo agua contaminada con heces en hogares con gente mayor, bebés hasta incluso el Hospital Mateu Orfila, ahora pretende culpar a otra institución. ¿Lo próximo qué será? ¿Culpar a los ciudadanos? Señor alcalde, si no es capaz de trabajar para que lo que de verdad se filtre sean los nitratos en la planta de Malbúger, márchese. Mahón merece más y la oposición ha demostrado estar mucho más a la altura que ustedes.