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Ring... ring... - Buenos días, aquí el Gobierno de España para servirle. - ¿Me podría poner con el ministerio de Fomento?
- El ministerio de Fomento ya no existe. ¿Desea algo más?
- Así de sopetón no se que decirle. Adiós.
Ring… ring…
- Sí, dígamelooo
- ¿Es usted el señor Pedro Saura? El presidente de Correos, que anteriormente lo fue de Paradores Nacionales y más anteriormente secretario de estado de Infraestructuras, y antes aún, diputado del PSOE.
- Ese soy yo. ¿Qué desea?
- Solo deseo saber cuál es su ministro.
- Buena pregunta. La sociedad estatal de Correos y Telégrafos és una empresa pública que pertenece a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, somos la mayor empresa pública desde que con el PP liquidamos Iberia, Endesa, Telefónica, Argentaria y tantas otras. Y la Sociedad Estatal depende del Ministerio de Hacienda. Pruebe con la señora Montero.
-Así lo haré.
Ring… ring…
- Buenos díaz. Hassienda para ayudarle
- ¿Es la señora Montero, la ministra?
- No, la ministra no está, se ha ido de viaje
- Que sí, que es usted, es inconfundible. Solo era para preguntarle si es usted la ministra responsable de Correos.
- Ay, que susto. Como he perzibido su acento catalán me pensaba que era Lluí Lla. ¿Lo he dicho bien? Para el caso es lo mismo. Hombre, ¿y uste quién cree que puede ser el ministro de fomento, pues er Puente, como su nombre indica. Aunque ahora el Ministerio de Fomento se llama de transportes y movilidad sostenible, que queda más cuqui. Llame a Óscar hijo, llame a Óscar. ¿Seguro que no es Llac? Porque Óscar tiene malas pulgas.
Ring… ring…
- Sí, dígame. Óscar Puente al aparato. Si es para quejas llame el lunes que tengo todo el personal de puente, todos a Mahón. Vino el Marc Pons y los invitó a las fiestas, hala, pa Mahón, perdón Maó.
- No, ninguna queja. Solo era para felicitarle.
- ¡Albricias! Vaya, joven, muy bien. No tengo muchas llamadas así, actualmente solo me felicitan mis asesores. ¿Y cuál es el motivo de la efeméride?
- Que hoy, tres de setiembre, he recibido en casa una revista semanal de Ciutadella a la que estoy suscrito, una revista publicada el 7 de junio. Nunca había visto una celeridad como esta, centelleante. En tres meses y ya la tengo en casa. Me he dicho, el ministro merece una felicitación.
- Lo celebro, lo celebro. Para que luego digan que Correos es lento. ¿Y ha llegado desde muy lejos?
- Y tanto. La revista se entregó en la estafeta de Ciutadella el 7 de junio y hoy a llegado a Lo.
- ¿Y esto dónde radica? ¿Es un país lejano?
- No, Lo, Menorca. A treinta kilómetros de Ciutadella. O sea, que la revista ha avanzado unos quinientos metros al día. Lo nunca visto. Se trata de una revista de actualidad local y me he dado cuenta que hace semanas que tenemos a otro alcalde, antes teníamos a una señora del PP y ahora a un señor del PSOE, y yo sin enterarme.
- Yo ya les dije a mis directores que la línea más corta es la recta. Sabe que tenemos un servicio especial para saber el itinerario de los correos. Ahora me lo miro. El suyo salió de Ciutadella a Madrid el 7 de junio, luego Madrid a Madeira, Honolulú, Tokio, Ulan Bator, Estambul, y finalmente Alaior. Tres meses, muy bien.
- Sí, espectacular. Ya espero la del 14 de junio.
- Ya sabe que este gobierno trabaja para usted, nos desvivimos para ser puntuales y rápidos en el servicio para evitar que la derecha diga que hay que privatizarlo. ¿Qué saben ellos de privatizar?
- Bueno, también me ha llegado una carta de Córdoba, la de Argentina, fechada el pasado noviembre. Resulta que era de un notario y me notificaba que se había muerto mi primo lejano sin descendientes. Él era biznieto del padrino de mi padre, que marchó a la Argentina para no hacer el servicio militar, prófugo se decía entonces. Bueno, mi lejano primo se hizo millonario, se murió y me legó toda su fortuna. Según el notario, fortuna incalculable. En la carta me decía que, según las leyes de la República, tenia que aceptar formalmente el legado para tomar posesión de él, Pero, ¡qué mala pata!, la carta me llegó tres días después de finalizar el plazo. Ya es tener mala suerte, ahora sería inmensamente rico.
- No lo crea, amigo mío. Recapacite. Piense en lo que se quedaría la hacienda argentina y la hacienda española. Seguramente le quedaría a deber. De buena se ha salvado usted.