Supongo que nacer al borde del mar te dota de cierta sensibilidad con las cuestiones marineras. En esa espléndida extensión de aguas a veces calmas, otras veces feroces, se desarrolla otra vida, ajena a la nuestra, pero igualmente valiosa. Dicen que todo lo que hoy está vivo procede del mar y cuando uno se sumerge entre las olas lo comprende. Ese mismo abrigo nos acunó en el seno materno y en ese fondo insondable yacen miles de nuestros congéneres. Por eso mucha gente sentimos un respeto reverencial por el mar y nos duele ver en qué se ha convertido. La codicia extrema, imparable, de los que rigen el negocio turístico ya no sabe qué inventar para seguir exprimiendo este limón. Lo grotesco es que lo que venden no les pertenece, nos lo regaló la Naturaleza a todos: el sol, las playas, el mar, las montañas, la vegetación, la sombra, el aire cálido del Mediterráneo.
Horror
02/09/24 4:00
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