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Presentemos sin más dilación y sin innecesarios rodeos a los personajes de esta tragicomedia: Pseudo entrevistador fachoesférico (PEF).

Entrevistado progre fetén (EPF).

PEF- Se comenta que Antonio es uno de los personajes políticos más vilipendiados de los últimos siglos ¿Qué explicación encuentra usted a esta desagradable circunstancia?

EPF- Sin duda se debe a que los haters se han informado mal, insensatamente al margen de RTVE y de la Sexta, que como es sabido son los canales por los que se debe informar todo ciudadano que no quiera ver alterada su salud mental mientras entra de oficio en la fachosfera. El pobre líder guapo ha de luchar en soledad (solamente amparado por el fiscal general, Ferreras y señora, junto a otros pocos fieles, como sus ministros, sus diputados, la Abogacía del Estado y resto de ungidos por el amor -y puede que los favores- del macho alfa) contra una jauría de jueces prevaricadores, pseudo periodistas y pueblo llano que no se entera de la misa la media. Ya me dirá usted qué ha podido hacer mal don Antonio.

PEF- Quizás la hemeroteca no le favorezca mucho. Es una hipótesis.

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EPF- Sin duda se refiere usted a los cambios de opinión, tan naturales que no serían ni mencionables en una sociedad no intoxicada como la que representa la derecha, la ultraderecha, los fachas, los nazis, machistas, xenófobos y fangosos de toda índole.

PEF- Bueno, me refiero más bien a las mentiras a sus votantes. Quizás no sea una buena praxis ir a unos comicios asegurando que no sucederán ciertas cosas durante su mandato y luego hacer que sucedan una detrás de la otra en lapsos cada vez más cortos. Y no lo digo solo por sus engañados votantes sino por lo patético que resulta ver a sus portavoces, a sus ministros y a sus fieles admiradores tener que justificar una cosa y su contraria en el lapso de dos telediarios, arrastrando en algunos señalados casos su dignidad por los suelos cuando la hemeroteca reproduce sus comentarios justificativos, completamente incompatibles, separados por escasas horas.

EPF- Me empieza usted a tocar las pelotas, joven. Cambiar de opinión no es un delito. En todo caso, excluyendo este pequeño detalle de los humanos cambios de opinión, ¿Qué otra cosa reprochable hay en Don Antonio para que se le persiga de modo tan injusto como feroz?

PEF- Así, a bote pronto (y parodiando «La vida de Brian») se me ocurre que un hermano enriquecido de manera más que sospechosa, una esposa bachiller con cátedra y otras prebendas de grueso calado, las continuas cesiones que va haciendo a todo aquel a quien necesita para seguir en su puesto, algunas de ellas tachadas de inconstitucionales por más de un magistrado de reputada trayectoria, son elementos y circunstancias que no ayudan a sentir simpatía por el personaje, por no mencionar que la división creada en nuestra sociedad por sus decisiones, que tienen toda la pinta de obedecer a intereses particulares (los suyos) atañe ahora incluso a su propio partido. Nada de esto ayuda. Si añadimos a Tito Berni, a las escenas de aeropuerto con maletas venezolanas, con su Avalos, su segurata Koldo y demás ferias que van tapando escándalo con escándalo, resultaría cierto: por el resto parece impoluto el personaje. Aunque la fuga de pelo mocho a tierras del norte y las consideraciones que tamaña irregularidad comportan no hacen sino añadir vergüenza, indignidad, y rabia contra los comportamientos dictatoriales que subyacen tras el personaje en cuestión y sus lameculos más estrechos.

Y si me tira usted de la lengua (Dios no lo permita) le diría que las fotos de Zapatero junto al torturador Maduro; el silencio tanto del mencionado ZP como del PSOE de nuevo cuño (sanchista: señor, si señor, a lo que usted mande, líder supremo) al respecto del pucherazo y posterior persecución de los verdaderos ganadores de las elecciones venezolanas, junto al baile patético del señorito Monedero al son del dictador, estilo Videla o Pinochet, producen desazón, disgusto, rechazo, impotencia y frustración en muchas personas que razonan con sus propias neuronas sin usar la dopamina de los medios subvencionados.

He dicho.