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Parece ser que en estos tiempos solo se puede ser o progre o facha. Si no eres ni lo uno ni lo otro, eres facha. De manera que conviene ser progre. Ahora bien, puestos a ser progresista, mejor ser un progre fetén que uno deslavado, tibio, dubitativo.

Si un aspirante a progresista fetén acude a una misa pedrusca ortodoxa, tendrá la oportunidad de rezar con la comunidad plegarias del siguiente cariz:

Sacerdote (S) - Oremos por el amado líder y su intachable familia.
Feligreses (F)- Per saecula saeculorum. No hay nada, nada hay.
S- Por la Universidad Complutense, que obra maravillas, convirtiendo bachilleres en directores de cátedra.
F- Ora pro nobis. No hay nada, nada hallarán.
S- Por el Fiscal General del Estado, tenaz abogado defensor de los asediados por el fango y el bulo.
F- Nada hay, no hay nada. Amén.
Quizá estos ejemplos basten para comprender que lo importante es concienciarse de que, a pesar de las apariencias chuscas y el olor a gato muerto que reina en palacio, no hay nada. Lo ideal es repetirlo (nada hay, no hay nada) al menos un par de veces al día, al despertarse y en el momento previo a conciliar el sueño.

Estoy convencido de que no es lo mismo (faltaría más!) que se apropien del dinero público los fachas a que lo hagan los progresistas. Por ejemplo, los dineros que desaparecieron con los ERES en Andalucía son perdonables (no hubo nada), mientras que los que nos mangaron con la Gürtel joden. Confieso que a mí me escocían por igual unos hurtos y los otros, pero después de mi conversión a la fe verdadera he comprendido que estaba equivocado. He entendido también que los de Manos Limpias eran una gente cojonuda cuando denunciaron a Urdangarín y señora pero que se torcieron y se convirtieron en unos capullos nazis cuando la emprendieron con Pedro y señora (porque aquí no hay nada).

Antes repudiaba cualquier nepotismo, pero ahora que he sido iluminado por la verdadera fe me doy cuenta de que no es lo mismo cuando los fachas enchufan a su cuñado que cuando el líder progresista enchufa a su hermano (no hay nada tampoco). Es muy distinto, como puede comprender hasta un niño pequeño.

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Por todo ello hay que votar al progresismo, pues sería terrible que quien nos mintiera, tomase el pelo y robase nuestra pasta fuera la derecha (ya hemos demostrado que no es lo mismo, aunque tiene la apariencia de serlo: el fango desorienta el criterio de las personas, aunque sean estas bien intencionadas)

Tengo que agradecer a Patxi, a Bolaños, a Marlaska, a María Jesús y a tantos otros entusiastas proselitistas que me hayan convencido, con su sinceridad, su criterio imparcial y razonado, su ausencia de servilismo, sus maneras dignas, de que no hay nada, de que los buenos están siendo acosados injustamente por los malos y que el absentismo laboral no es un delito.

Hay que parar los pies a esa gente que planea abandonar el planeta en cohetes. Mira que son canallas! Debemos denunciar a los tibios que ponen en el mismo rasero a los corruptos azules y a los corruptos rojos.

Queda mucho trabajo por hacer en este país; lo primero sería meter en chirona a todos los periodistas que trabajan en los medios que no son afectos, después exigir a los jueces que quieran ejercer su profesión una prueba de lealtad al caudillo (al de ahora, entendámonos).

Tampoco estaría mal organizar un sentido homenaje al íntimo amigo de Pedro (no recuerdo su nombre) que palmó una pasta gansa gestionando Correos (bueno, la palmamos nosotros por así decir) y que sumados a los miles de kilos que ha costado su ulterior rescate, constituyen una suma formidable, pero no hay que olvidar que esta es una avería progresista, por lo que nada hay que objetar, como es obvio.

Todo este corpus ideológico lo mantendré (orgulloso) hasta que gobiernen los malos (si es que llegan a gobernar: no olvidemos que la dieta del votante consiste en abundantes ruedas de molino dobladas), momento en el que cambiaré de criterio y por tanto de fe, aunque mantendré la certeza de que ellos (los buenos de turno) también trabajarán por nuestro bienestar, conscientes de que somos nosotros quienes costeamos sus servicios.