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Ring... ring... - Hola, ¿es esto la Casa Blanca? ¿Está Biden? ¿Se puede poner?
- Sí, es la Casa Blanca. Sí, está Biden. Sí, se puede poner. Hemos reconocido su voz gracias al programa ad astra que también traduce automáticamente nuestra conversación. Estamos esperando un software de Barcelona para la traducción en catalán, pero como allí aún están presidente arriba presidente abajo, la cosa se alarga. Biden estuvo muy contento con usted, dice que ha sido uno de los pocos periodistas que lo ha tratado con deferencia. Va a ser la primera entrevista que ofrece después de la nota que alguien en su nombre envió a X, la red de Musk. Las sospechas señalan a Johny Pacheco.
- No me extrañaría nada. Pero no sería con intenciones perversas. Cuando me dijeron que había fallado el software mundial de CrowdStrike a causa del error humano, enseguida pensé en el bueno de Johny. Me había dicho en un WhatsApp que estaba a prueba en la empresa.
- Hallo, hallo, Míster Portella. Joe Biden al teléfono. I am all yours.
- Hola, amigo Joe. Veo que habló usted con Dios.
- Sí, ¿por qué lo dice?
- No, porque declaró que solo Dios Todopoderoso podría hacerle desistir de su deseo de presentarse a la reelección.
- Sí, así fue. En pocas palabras, me invitó a que me retirase a mi rancho de Nevada para escribir mis memorias. Cincuenta años en cargos públicos son muchos años, muchas cosas que contar. Yo esperaba que él me animase a un último esfuerzo, pero ya ve.
- No me extraña, el Dios de los norteamericanos es muy de derechas. No como el Dios de los europeos, que es un poco más progre, no mucho, pero un poco sí. Ya ve, el mismo día, Dios Todopoderoso salva a Trump de una bala que le roza la oreja, a dos centímetros de la sien y a usted le manda a tomar por saco o a freír espárragos, como quiera. Para que luego se fíe de Dios. No sé si hoy Bob Dylan podría cantar «With God on Our Side».
- He estado reflexionando sobre este asunto, pero ya llevo dos días dándole vueltas y no encuentro una explicación. Además, estoy con la mosca detrás de la oreja. ¿Se dice así, o es delante? La voz de Dios me resultó familiar.
- Vaya, qué curioso. ¿Y puedo saber cómo mantuvo la entrevista con Dios?
- Por teléfono. ¿Cómo va a ser, si no? Sí, me recordaba la voz de George Clooney, el actor, en la película «Good Night, and Good Luck», una voz dulce con la que me dijo: «Dios lo ha hecho todo hermoso en su momento, y ha puesto en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios realiza de principio a fin, para que el hombre pueda reconocer el principio y el fin de todas las cosas. O como dice Rafa Nadal: hay que saber retirarse a tiempo».
- Entiendo. George Clooney. En fin. ¿Y ahora qué harán ustedes, los demócratas? ¿Hamala Harris?
- Que mala, Harris. Pero no lo puedo decir. Aún escribe en el «Menorca Post», ¿no? Su tabloide no llega al departamento de análisis de prensa del Pentágono. No hay problema en ser sincero. ¿Usted cree que Estados Unidos puede tener una presidenta negra? ¿Mujer y negra? Hace cincuenta años se presentó Shirley Chisholm por nuestro partido y ya sabe cómo le fue. A este paso, presentaremos a Angela Davis, perder por perder, que sea a lo grande.
- Ahora dice esto porque está usted enfadado. Hamala es buena candidata, y de negra nada. Su imagen es una especie de resumen racial de los Estados Unidos. Solo le falta cantar rancheras. Yo creo que es buena candidata.
- Veo que lo que le sobra de periodista la falta de político. ¿Cómo va a ser una buena candidata? Trump se la va a merendar como una hamburguesa de David Muñoz.
- Bueno, si usted me diera a elegir, yo propondría a Meryl Streep. Es de izquierdas, conocida, popular, simpática, se lleva bien con George Clooney, digo con Dios. Y usando un término machista, los tiene bien puestos para un cara a cara con Trump. Ya lo dice su apellido, aunque sea artístico, María la estrepitosa.
- Sí, buena idea Portella. Streep for presidenta. Si los republicanos ya tuvieron a un actor como presidente y ahora presentan a un condenado convicto, nosotros podríamos presentar a una actriz de éxito y renombre. Tendríamos a Hollywood de nuestro lado. No es Dios, pero sabe contar historias. Nada, nada, Streep for Speed. Ya tengo el lema: Meryl Speed. María la veloz. Lo necesitará para en tres meses entrar en campaña electoral. Lo voy a proponer a la dirección como último servicio al país.
- Me parece bien, amigo Biden
- Adiós, ha sido un placer Portella. Lástima no haber hablado con usted hace cinco años. Si un día pasa por Nevada no dude en visitarme.