Hace ahora veintiséis años, el 15 de julio de 1998, el Gobierno de José María Aznar ordenó el cierre del diario vasco Egin, amparado por la Audiencia Nacional. La policía entró en la sede del rotativo y dio carpetazo a más de veinte años de información y servicio. Años después el Tribunal Supremo reconoció que el asalto fue ilegal. Pero el daño ya estaba hecho. Miles de suscriptores y lectores vascos perdieron su principal fuente de información. Porque al señor Aznar y sus secuaces les molestaba que hubiera periodistas y articulistas que hacían su trabajo desde la ideología abertzale. Ha llovido mucho desde entones y el universo digital no ha dejado de crecer, convirtiéndose en un monstruo. Los medios de comunicación proliferan desde cualquier chiringuito y, aunque todos sabemos de qué pie cojean, la derecha acoge ahora como propia la cruzada por la libertad de expresión. Seamos sinceros, el periodismo murió hace mucho.
Pseudomedios
21/07/24 4:00
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