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Con gran desazón y no poco desconcierto he descubierto que soy -agárrense al pasamanos- fascista y nazi. Y eso que Hitler y Mussolini me han caído siempre como el culo, incluso algo peor que Stalin, Mao, Pinochet o Franco. Pero en fin, si en la tele, en la sexta, en «El País» y en la cadena SER (verbigracia) insisten tanto en que mis pensamientos me sitúan en el epicentro del fascismo y del nazismo, no voy a ser yo más listo que ellos, de manera que tendrán razón.

Y ¿cuáles son esos pensamientos morbosos?, se preguntarán. No sin cierta vergüenza paso a confesarles a ustedes, amables lectores, mis enfermizas creencias más deplorables.

La peor quizás es que no estoy muy seguro de que los periodistas de dichos medios cuenten la verdad. Quiero decir que sé por otros canales que su versión de algunos hechos es idéntica a los mantras que recitan don Pedro y sus mascotas y esto, unido al tema de la pasta que dejarían de recibir si no exhiben un entusiasmo desbordado, me inclina a dudar (clara señal de fascismo y nazismo) de su meritoria voluntad de informar objetivamente.

Otro tema en que aflora mi naturaleza fascista y nazi es en el de doña Bego. Pienso que si alguien me acusara de un crimen que no he cometido lo negaría con rotundidad y sencillez: No me reuní con Maroto, no recibí dineros del de la moto, no cité en mi casa al rector de ninguna universidad, no me pagó nadie software alguno, no me lo apropié posteriormente registrándolo a mi nombre etc etc. Ańadiré que descartaría (por inoportuno y sospechoso) responder a la acusación diciendo que el juez que me tocó aleatoriamente puede ser un agente especial cargado de DNIs, o que los que levantaron la liebre (los mismos que sentaron a Urdangarín en un banquillo) son fachas (que posiblemente lo sean); que los acusantes particulares son fachas (esto ya no está tan claro), que los medios que informan de los hechos son nazis (y esto, perdónenme la osadía, no me lo trago). Pero en fin, si a mí no me parecen maneras idóneas de despachar el asunto debe ser por mi faceta fachonazi francopantano (no descarten que sea también machista, que esa es otra).

Más nazifascista y de extrema derecha y derecha extrema soy cuando me pregunto por qué el estado no indaga alrededor de los asuntos del hermanísimo, siendo así que pinta todo muy tenebroso. Pero sin duda se trata de coincidencias, de bulos, de fango y tal, y por eso el fiscal general (del estado super democrático) no pide indagaciones.

Resumiendo, para no aburrir al paciente lector: He llegado a la incómoda conclusión de que me convendría una especie de reeducación moral para incorporarme a la esfera progre (incluida la faceta puigdemonica, que tengo entendido forma parte del bloque progre), de la que nunca debí salir, una vez vistos los peligros que acechan al indefenso cordero cuando duda de la información oficial, que debe ser de calidad extrema si atendemos a la fortuna que nos cuesta a los simpáticos contribuyentes.

Propongo que me encuentren hueco en algún campo de reeducación en Venezuela o Corea del Norte. Allí podré aprender a hacer caso solo a Ferreras y al gran Wayoming y dejarme de chorradas. A veces blanco y en botella no resulta ser leche sino cola de carpintero. A veces parece un pato, anda como un pato, dice cuac y no es un pato, es un bisonte rarito. A veces un pulpo puede hacer mucha compañía. A veces un abogado defensor cobra nómina de fiscal. A veces sale el sol por Antequera.

Pensar uno con criterio propio te lleva a engaño muchas veces. Mucho mejor es delegar en los amados líderes. Ellos saben lo que es bueno para ti. Además lo que es bueno para ti suele ser también excelente para ellos, así que todos contentos.

Menos mal que nuestro líder supremo tiene proyectada una inquisición new generation para los medios que han arruinado mi buen criterio y para los jueces que no se acaban de enterar que tienen el virus fascista y nazi inoculado en su sangre y pretenden investigar hechos, que aunque parecen raros, no son más que singularidades, meras coincidencias o espejismos.

Pregunten si no a los ministros (que no son pocos).