Los escritores, cuando se reúnen a manteles, suelen entretenerse mucho discutiendo sobre quién de ellos pasará a la posteridad y quién no; hay risas y bromas, ambiente distendido con detalles de erudición literaria, y los tragos tienen el sabor dulzón de la fama póstuma, el favorito del gremio por su parecido al de la inmortalidad. Pasar a la historia es bastante difícil, tienes que hacer cosas muy meritorias, o muy desagradables, mientras que pasar a la posteridad es más sencillo, y muchos creen que basta escribir montones de páginas, y cenar a menudo con otros escritores, para conseguirlo con un 19% de posibilidades, porcentaje que no está mal para tan quimérico empeño. De ahí que la tal posteridad sea un asunto literario, y de relaciones sociales. Además de mercantil, como casi todo. No es que otro tipo de artistas, digamos músicos, pintores y cineastas, no estén capacitados para alcanzar ese ansiado y vago estatus posterior, pero para ello tienen que lograr que muchos escriban de ellos, en vida a ser posible, por lo que la famosa posteridad sigue siendo cuestión de literatura.
Oraciones
La posteridad
01/07/24 4:00
También en Opinión
- Residentes que viven en urbanizaciones de Menorca todo el año: «No lo cambio por nada»
- Las inmobiliarias acumulan largas listas de espera para pisos de menos de 200.000 euros en Menorca
- Que el rechazo que entre algunos ciudadanos ha generado el sistema de recogida de residuos...
- De ser la finca de recreo de un magnate ruso a liderar un ambicioso proyecto de recuperación agraria
- El alquiler se desboca en Menorca y lo llaman ‘coliving’: 850 euros por una habitación