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¿Cómo están queridos lectores? Espero que ya tengamos todos claro algunos temas: uno, que si la presión por la imagen la hubieran tenido los hombres en primera instancia la conocida como «operación bikini» se hubiera llamado «operación calzoncillo». Dos, que la cerveza sin su corona de espuma pasa de elixir de dioses a muestra de orina. Tres, que gracias a los rastreos de marcadores de cromosoma sabemos que uno de cada doscientos hombres desciende de Gengis Khan que tuvo un chorro de hijos, como se nota que el líder mongol no cambiaba un pañal, ni se hacía cargo de las tareas domésticas, mira tú, el modelo de hombre que ahora defienden desde la facho-macho esfera. En fin, algunos son mongoles por descendencia y otros son mongoles por vocación, de la mismísima Ulan Bator.

Y es que si no nos vamos aclarando algunos temas en nuestras cabecitas luego pasa lo que pasa, que se sueltan gilipolleces del tipo: «ahora hay menos libertad que antes», «los que están en contra del turismo termita son turismófobos», «el gran problema de la vivienda es la ocupación», «si el universo te da limones, hazte limonada», «a quien madruga dios le ayuda», «los cuencos tibetanos son sanadores», «el que es pobre es porque quiere» y la más sangrante, «yo soy así de sincero». Madre mía con los «sincericidas», qué pesaditos, que alguien les diga que su opinión no nos interesa en absoluto, por lo tanto, que se vaya a soltar sus verdades absolutas frente a un espejo, donde creo que hasta su reflejo saldría huyendo.

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Otra pantalla que tenía que estar ya más que superada es la creencia de que toda opinión es respetable, vaya diarrea mental. Obviamente una opinión racista, o machista no es respetable ni por asomo, al igual que cualquier opinión soportada sobre datos falso e interesados. Mi opinión sobre una operación a corazón abierto es irrelevante porque soy un ignorante total en temas médicos, como lo es mi opinión sobre el hockey patines del que desconozco las reglas por completo. Y así podía enumerar una casi infinita lista donde mi opinión más vale que me la guarde porque es completamente inútil.
Les aseguro que semana tras semana me documento sobre lo que escribo, es básico para tener cierto criterio. Y les aseguro, también, que mi objetivo es la honestidad, no la imparcialidad. Me acerco a los temas con un sesgo ideológico muy claro, siempre con los explotados, nunca con los explotadores, y no me escondo bajo farragosas explicaciones. Me gustaría que otros hicieran lo mismo y dijeran abiertamente que curran para que los ricos se hagan aún más ricos y que los más desamparados se la sudan nivel máximo. Díganlo de una vez y no se parapeten en discursos neoliberales que van de científicos y son rebatibles por un niño de cinco años al que le guste leer tebeos.

Cerremos el artículo y este junio menorquín atípico en lo meteorológico, actualizando algunas de las frases hechas que nos hacen más cómoda la comunicación, «hasta que no salte el guiri del balcón, no saques las chanclas del cajón», nos vamos con esta tontería. Lúpulo y feliz jueves.

conderechoareplicamenorca@gmail.com