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Colea en la jornada electoral de ayer el cierre de la comisión de investigación por el caso Koldo, la inmensa tensión que sigue viva entre los partidos políticos, que también se vio con claridad en la comparecencia en el Senado de la expresidenta balear, Francina Armengol. Más allá de los resultados en las elecciones de ayer, lo mejor de todo será que ya no habrá nuevas citas electorales hasta dentro de tres años, si no pasa nada extraordinario, por supuesto.

Los partidos de Balears llevan instalados en una permanente campaña electoral desde hace más de un año, con autonómicas, generales, gallegas, vascas, catalanas y ahora europeas, que en mayor o menor medida también han afectado a los partidos de las islas. Habrá que confiar en que el fin de ciclo electoral supone el fin de esa tensión perpetua instalada en la forma de hacer política desde hace más de un año

Sin embargo, conforme avanza la legislatura, otro nuevo foco de tensión parece venir a instalarse en la política balear, y es la batalla institucional entre gobiernos, entre el de Marga Prohens y el de Pedro Sánchez. Esta semana se ha visto un anticipo con la propuesta de ampliación del puerto de Palma, un proyecto que inició la izquierda y que ahora ha parado el PP para modificarlo y hacerlo suyo. La propuesta que plantean los socialistas es una vieja ambición del PP desde los tiempos de Gabriel Cañellas y Joan Fageda: abrir la ciudad al mar por el Moll Vell y convertir esta zona en un espacio de ocio. El plan ha quedado paralizado porque el Ministerio de Fomento se ha plantado.

Esta oposición ministerial llega, además, apenas unos días después de que la presidenta Marga Prohens haya denunciado que Pedro Sánchez no le ha recibido y que solo ha tenido una llamada suya tras la tragedia del derrumbe en la Platja de Palma, pero esos elementos hacen prever que el choque entre partidos se contagia, se expanda y termine siendo un choque entre instituciones.

Este modelo de choque le fue muy bien en su día a Gabriel Cañellas, que se victimizó ante Felipe González para obtener rédito electoral. A Marga Prohens sus rivales políticos trataron de asimilarle con José Ramón Bauzá pero la realidad es que bebe de ese cañellismo congénito que sigue en el ADN de los ‘populares'. Prohens tiene más de Cañellas que de Bauzá y en uno de los aspectos que se nota es en el decreto de simplificación administrativa, una vuelta al cañellismo urbanista de los años 90. Después del decreto llegará el ‘Madrid nos mata'. Al tiempo.