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Anna Carreras (1996/1997 y 2006), mediante su investigación de los Archivos Notariales de Mahón, prueba la existencia de capitales para invertir, obtenidos del comercio, que se destinaron al sector del transporte marítimo, y a la postre a la creación de bancos: en definitiva, en la Menorca del siglo XIX se registra, asimismo, la correlación entre industrialización y crédito bancario; pero las entidades financieras locales fueron creadas con inversiones de recursos del comercio marítimo de los menorquines.

Esta estructura empresarial económica bancaria surgió en Menorca al filo de la transformación de la economía mercantil marítima insular en economía industrial, predominantemente alcista, como respuesta a la crisis que padeció la isla en el decenio de 1830, causada por el decreto proteccionista del gobierno liberal español, que prohibiría la entrada en la península del trigo procedente de Menorca, base del anterior ritmo económico expansivo.

Interesa notar que, ya antes de 1850, en Menorca, eran muy activos los créditos bancarios en los prolegómenos proto-industriales. Así, en el listado de los principales contribuyentes del impuesto directo de producto, el «subsidio comercial», en Mahón, recogido y dispuesto en la reforma tributaria moderna de 1845, de Mon-Santillán, ya figuraban, en 1849, un número destacado de activos «prestamistas».

El crecimiento multisecular menorquín, con oscilaciones, había tejido adecuadas instituciones estadísticas al servicio de la economía y de las finanzas de los isleños: todo ello enlazó con la desamortización de Mendizábal, cuya derogación del diezmo eclesiástico en 1837, favoreció, de modo determinante, la reforma fiscal aludida, basada en impuestos directos de producto, junto a impuestos indirectos, en capitales de provincia y en puertos de mar.

En Mahón, a partir de 1849, se publicaron listas de los cincuenta mayores contribuyentes del referido subsidio comercial, con sus respectivas y significativas cuotas, en reales de vellón, arbitrio clave del nuevo sistema con expresión del «cupo que pagan en un año y del concepto porque son cotizados». Así, se observa que el contribuyente con el pago de cuota más alta corresponde a «Los Srs. Ládico Hermanos» en concepto de «Banqueros y Navieros». Asimismo, figura en séptimo lugar, de cuota más alta, D. Juan Taltavull (se entiende D. Juan Taltavull Quevedo, padre de D. Juan Taltavull García) por el concepto «Almacén de Acero»; además se sabe, actuaba también de prestamista. Es destacable la relación de seis contribuyentes en la referida lista que figuran bajo el concepto de «Prestamista», correspondiente a Pedro Saura y Quegles; Jayme Moysi; Franccisco Pons y Carreras; Juan Neto de José; Juan Fábregues y Roca; y Alberto Olives y Mercadal (J. Hernandez Andreu y J. Mª. Ortiz-Villajos, 2023).

Recordaré las principales características de las dos Casas de Comerio, más conocidas, establecidas en Menorca antes del surgimiento de los bancos locales. Teodoro Ladico Font (1825/1915), con sus hermanos Juan y Spiridon, heredó la gestión comercial-bancaria y naviera familiar de Jorge Teodoro Ladico Mirandoli, con la «Casa de Comercio Ladico Hermanos» y la dirección de la «Casa de Banca», que tenía mucha operatividad. La compañía mantuvo relaciones marítimo-comerciales con Cuba, Puerto Rico y Filipinas durante la segunda mitad del siglo XIX, hasta su pérdida en 1898, destacando en la exportación de calzados menorquines. Asimismo, se exportaba trigo y harina a Génova, Marsella y a puertos del levante español. Las importaciones, que practicaban los Ladico, de materias primas eran fundamentales para la emergente industria menorquina: algodón de Estados Unidos, madera del norte de Europa, carbón del Reino Unido, lana de Argentina, café de Cuba y Puerto Rico, vino de Francia, entre otras importaciones (Estrella Sintas, en A. Méndez y J. Hernández Andreu, 2010).

Jorge Teodoro Ladico Olivar (1856-1926), hijo de Teodoro, continuó las actividades de su padre, que se resintieron de las consecuencias negativas derivadas de la pérdida de las posesiones insulares ultramarinas. En 1911, figuró en la constitución del Banco de Menorca, en representación de los accionistas de la isla y formó parte de la junta directiva.

Juan Taltavull García siempre había ejercido la actividad financiera y en 1856 participó en la creación de la «Sociedad de Socorros Mutuos y Montepío de Mahón». Durante el decenio de 1860, Taltavull, junto a los sectores naviero y textil, ejercía la actividad de su «Casa de Comercio», que seguía activa, dedicándose al servicio crediticio y a cualquier iniciativa de negocio. En los años de 1870, Taltavull intensificó sus operaciones de crédito con el apoyo de su yerno Juan Rodríguez Femenías. Taltavull fue el principal promotor del Banco de Mahón, creado en 1882, bajo la dirección de su yerno, al filo de la legislación de 1856, inspirada en el Crédit Mobilier francés, inversor en cartera de obligaciones ferroviarias y deuda pública; y ante la crisis finisecular, el Banco de Mahón invirtió en corporaciones locales barcelonesas.

Ambas casas de comercio y banca referidas precedieron a la configuración, entre 1880 y 1911, de un numeroso grupo de bancos locales, prueba del auge agrícola, de la industrialización moderna y del regeneracionismo de Menorca. En 1885, el Banco de Mahón tenía el mismo capital que el Banco de Bilbao. Entre 1901 y 1910 se crearon seis Bancos en Menorca, el 21,4 % de los constituidos en el resto de España (J. Hernández Andreu y J. Mª. Ortiz-Villajos, 2023).