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¿Por qué razón la psique tiene su propia ciencia, a la que denominamos Psicología, y el sentimiento no tiene la suya a la que llamaríamos a buen seguro «Sentimentología»?... ¿Es acaso un área insondable? ¿Hay interrogantes imposibles de esclarecer y por consiguiente no se puede legitimar algo que no está bien clarito? ¿Es quizás el Sentimiento tan complejo que la inteligencia no es capaz de descifrarlo totalmente?... Yo tengo al menos la sensación, al analizarlo, de avanzar a tientas hacia este monumental mecanismo ubicado en el centro de nuestro universo.

Avanzando en la oscuridad, intuyo de todos modos, claramente, que el Sentimiento está conformado por diversas piezas que valoran -cada una a su modo y desde distinta perspectiva- cualquier emoción puntual que nos asalta, siendo la más pujante lógicamente la elegida, después de discurrir si en verdad conviene ejecutarla, pues quizás nos sentiremos luego mal por su causa. En mi empeño por poder distinguirlo claramente y conocer sus tejemanejes, me voy abriendo paso en una especie de gruta angosta, sin percibir de momento ir en una dirección errónea o correcta, si bien todavía estoy en el primer tramo y por consiguiente con tiempo si es preciso para rectificar.

Usted mismo podrá indicar según su parecer donde yerro y donde acierto, lector como será de estas aportaciones, … aunque no me las prometo muy felices, dificilísimo como será estar ambos de acuerdo si nuestras respectivas opiniones son dispares. El desacertado es siempre el dialogante, en este caso un servidor, a pesar de tratarse de un tema donde yo he cavilado durante meses cuando, muchos, posiblemente, no lo han siquiera considerado por la imposibilidad de descubrir plenamente la verdad, que bien cierto así es, cercenando sin embargo con ello la inquietud, importante en una vida, más incluso según se mire que la paz, porque sin inquietud, aunque parezca discordante, difícilmente se logra la calma interior, sentimentológica como es, aunque se vaya semanalmente al psicólogo, pues la Psicología alivia sus propias anomalías, si bien, indirectamente, en su contexto, socorre el área sentimental de la que es, eso sí, una pieza básica.

El Sentimiento es un área perfectamente clara, como claras son todas las cosas, en sí mismas. Por tal razón trataré de desliar los vínculos entre las diferentes fuerzas que lo conforman, de seguro antagónicas, pues sopesamos un solo movimiento, uno solo, uno sin importancia, más tiempo que un jugador de ajedrez el avance de un simple peón.