En el inconsciente colectivo es casi sinónimo de paraíso, un país feliz, pacífico, con una elevada calidad de vida y gente amigable y guapa. Y, sin embargo, este pequeño país nórdico de diez millones de habitantes se ha convertido en todo lo contrario. ¿Quién lo iba a decir? Tras una larga tradición de hospitalidad, que abrió sus puertas a refugiados de todo el planeta, hoy vive una situación crítica que lo aleja de sus vecinos del norte -Noruega, Dinamarca, Finlandia- que han sido restrictivos a la hora de abrir fronteras. Adiós al mito sueco, porque desde hace unos años las bandas criminales se han apoderado ya no solo de los barrios degradados con la población menos favorecida, sino de cualquier ciudad, pueblo o zona residencial del país. Lógicamente, las familias tranquilas y trabajadoras, suecas y extranjeras, están atemorizadas.
El rayo verde
Suecia
10/05/24 4:00
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