Debatir cosas, incluso debatirlo todo, es una de la señas de identidad de nuestra especie, y de ahí que el mayor avance tecnológico de las últimas décadas, que es el teléfono móvil, consista en abrir el debate a todo el mundo, multiplicarlo, replicarlo y extenderlo, de manera que si alguien pasa un rato sin debatir nada, enseguida nota que le falta el aire, no puede respirar. Se siente solo, aburrido, aislado. Hecho una piltrafa por falta de debate. No es cierto que existan acontecimientos, noticias, novedades, lo que hay son debates. Cada uno de los debatientes, que apoyados por dicha tecnología son legión, a su vez se debate internamente igual que entre la vida y la muerte, o entre el ser y la nada (del verbo debatirse, pronominal y reflexivo), lo que espesa el debate exterior hasta convertirlo en una especie de fideos con casquería, un légamo cenagoso. Y como una cosa lleva a la otra, un debate llevará a otro debate, y el debate inicial, muy especulativo, al posterior, más especulativo aún.
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Debates
09/05/24 4:00
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