A pesar de los continuados esfuerzos de los poetas durante milenios, la verdad es que no tengo sensibilidad para las bellezas naturales. Árboles, montañas, flores, lagos, cielos estrellados y vastos desiertos de doradas dunas están bien, son gratos de ver, pero nada del otro mundo. No me provocan emociones inefables. No necesito viajar a lugares remotos para contemplar la salida del sol sobre acantilados de nombres desconocidos. El mismo sol sale cada día por la ventana de mi dormitorio, aunque en lugar de mares exóticos ilumine azoteas. La naturaleza la valoro mejor si alguien me la escribe bien; es decir, la palabra árbol me parece más bella que los árboles. Y tampoco es cierto que la belleza abunde en el mundo, y haya que saber verla. Para nada.
Oraciones
La belleza de los envases
06/05/24 4:00
También en Opinión
- El cáncer de hígado puede desarrollarse por varios factores: el alcohol no es el más determinante
- Un restaurante de Menorca, entre los 100 mejores de España
- La Guardia Civil, sin lanchas para vigilar Menorca, podrá usar las nuevas barcas del Govern
- El Hospital Mateu Orfila crea un jardín terapéutico para pacientes psiquiátricos
- Residentes que viven en urbanizaciones de Menorca todo el año: «No lo cambio por nada»