En noviembre de 2023 Martín Almagro Gorbea, catedrático de Prehistoria, director de museos como el Arqueológico Nacional, pronunció una conferencia sobre el general Magón, su relación con Menorca y su consiguiente topónimo para nuestra ciudad y puerto; en dicha intervención propuso hacer un monumento conmemorativo al general Magón, sugiriendo un obelisco como elemento central de la propuesta, acertadamente acogida por «Iniciativa por Mahón».
En Europa hay muy pocas ciudades cuyo nombre responda a una personalidad históricamente notable y con miles de años de antigüedad, como es el caso del general Magón. Se trata del topónimo que deja el principal general de Aníbal, que era Magón: palabra púnica que quiere decir «el Dios benefactor». Resulta interesante que ese nombre simplemente convirtiendo la «g», que es una gutural, en una ligera aspiración, ha dado Mahón, y se ha conservado prácticamente igual hasta nuestros días: «alterar un hecho así -dijo Martín Almagro- es como si alteráramos una catedral».
Con objeto de apoyar la iniciativa del obelisco conmemorativo, se me antoja rememorar, a tal efecto, el magnífico libro del franciscano lulista, respaldado por Juan Ramis y Ramis, Francisco Pons (1819), «Compendio de las escelencias (sic) del Puerto de Mahón. En versos latinos con un discurso preliminar, y algunas notas en castellano», impreso en Mahón. Reimpreso, mejorado y aumentado con dos cantos, y una traducción de los tres primeros en versos castellanos, todo por el mismo autor, Imprenta de D. G. Ignacio Serra, Mahón, 1848, 78 páginas + mapa del puerto.
Destaco que el libro va encabezado con el «Elogio del Dr. D. Juan Ramis (q.e.p.d.) relativo a este Compendio, inserto en el Prólogo de la primera edición. Ad Auctorem: Dum Patriae cantas laudes, mihi visus Apollo Cármina magna suâ personuisse lyrâ. Proséquere, o vates, incepta, novoque labore. Pérfice opus, patriam concelebrando magis. Sic Mago, sic célèbris toto fulgebit in orbe. Sic semper vivens nomen eritque tuum. 22 Decembris 1818. J. Ramis et Ramis». Mi traducción castellana: «Al autor: Mientras cantas alabanzas a la Patria, me pareció que Apolo cortejaba a Cármina con su magna lira. Continuad ¡oh vates! proyectos, nuevo trabajo. Perfilad la obra, concelebrando más a la patria. Así Magón, así el famoso brillará en todo el mundo. Así tu nombre vivirá siempre» (p. 3). Auténtica premonición del eminente ilustrado Juan Ramis.
En el «Discurso preliminar», el ilustre autor franciscano clama a los mahoneses: «Considerad ahora cuarenta mil habitantes sobre esta roca, cómo podrán subsistir sin el comercio». Y afirma: «Aunque vosotros sois naturalmente industriosos, diligentes, y vivís con bastante economía, como es patente a todos, eso no basta para mantener a tanta gente en una Isla tan pequeña … se necesitan por lo menos unos años con otros cien mil pesos por los géneros de primera necesidad que os faltan, y casi otro tanto por la segunda». Y continúa: «Ah Mahoneses, el puerto es vuestro Potosí, vuestra mina inagotable: su situación es la más ventajosa para el comercio… la bondad y situación del puerto os convida a dedicaros al comercio marítimo» (p. 12).
Entre muchos útiles y fundados argumentos, asimismo, Francisco Pons evoca el acontecer prehistórico de los antiguos pueblos colonizadores de Menorca: «¿A qué fin vinieron a establecerse sobre esta roca de Menorca los fenicios, los rodios, los cartagineses, sino porque siendo muy comerciantes, calcularon las ventajas de este puerto para su comercio?, pero después de los cartagineses, como son los romanos, berberiscos, pisanos, aragoneses, ingleses, franceses y las armas católicas para disputarse el dominio de la Isla… veremos sin duda… lo mucho que les favorecía la presencia del puerto para proteger el comercio» (p. 13).
Es bien conocido que mallorquines y menorquines eran famosos por su pericia militar, sirviendo como honderos, denominados baleáricos, en enfrentamientos bélicos, y cuya destreza ensalzó Hernández Sanz, artísticamente (1908, 89); pero esta común y primitiva habilidad no implicaría idénticos posicionamientos entre ambos baleáricos (Pons, 55 y sigs.), como se registraría, a su vez, a lo largo de la historia.
Menorca estuvo históricamente vinculada a Cartago, como base receptora, de la presencia colonial de los cartagineses no sólo por imperativo militar, sino, sobre todo, por recíproco interés mercantil-económico; además, las levas de honderos tenían una contrapartida de «sueldo» (Pons, 56) no necesariamente en unidades monetarias, habitualmente en especie. La estancia invernante del general Magón en el puerto no fue algo fortuito. La Menorca prerromana había sido afín a los intereses, asimismo político-militares, de los cartagineses. La leva de 2.000 menorquines, que el general Magón mandara a la metrópoli fue el postrer servicio que la Isla tributó a los cartagineses, sin óbice de que se pudieran registrar algunas discrepancias (Pons niega oposición).
Y cierro transcribiendo a F. Pons: «El mejor puerto del Mediterráneo… se llama Mahón, nombre derivado de la palabra latinizada Mago, y en castellano Magón, así nombrado el General Cartaginés, que le puso con toda la isla bajo dominio de Cartago». (p. 55). La primera edición del Compendio (1819) coincide con la época pujante del librecambismo menorquín y la segunda (1848) cuando los mahoneses se apoyaron en el puerto y proclaman sus servicios mercantiles, básicos para la industrialización.
Por la razón anunciada al principio y argumentos clarificadores adicionales me postulo a favor de que se erija un obelisco conmemorativo al general cartaginés Magón.