De vez en cuando hablo de política con jóvenes y suelo tropezar en dos piedras. Una de ellas es la de sus fuentes de información. Ellos suelen desdeñar las tradicionales (periódicos de calidad, lo que para ellos viene a ser un oxímoron), y la segunda su fascinación por lo que podríamos llamar lo liberal, asociado a la cultura del mérito, a la que el catedrático de Ciencias Políticas de la universidad de Harvard Michael J. Sandel llama significativamente «La tiranía del mérito» (Editorial Debate 2020). Y es que lo del mérito tiene trampa y si no, que le cuenten a un afroamericano del Bronx lo del esfuerzo y el mérito personal comparado con las posibilidades un hijo de familia wasp (blanco, anglosajón, protestante), que puede permitirse pagar las mejores universidades y relacionarse desde jovencito con las futuras elites.
En el primer aspecto intento hacerles ver que, informativamente hablando, son más de fiar los medios tradicionales (algunos, claro) con una empresa sólida detrás que, sí, tendrá sus servidumbres, pero no menos que la información fragmentaria y de dudosa procedencia que se vierte en Internet y que muchas veces es pasto de iluminados y/o destralers profesionales (destral: hacha pequeña que se maneja con una sola mano, quedando la otra para teclear barbaridades). Seguidor acérrimo del buen periodismo, estoy convencido de que solo él puede salvarnos de la epidemia de bulos y tergiversaciones del mundo de las redes con sus crédulos seguidores.
En cuanto a la otra fascinación, la que se rinde a lo liberal, con entronización de la iniciativa privada y la demonización de cualquier intervención estatal, les pido a mis jóvenes interpelantes un poco de paciencia. Pronto se podrán comprobar los resultados de las políticas de liberalismo extremo del destraler en jefe, el argentino Javier Milei, motosierra en ristre. Veremos.
21-III-24. Jueves
El Ateneo se viste de gala para recibir al director adjunto de «La Vanguardia» y jefe de la delegación del diario en Madrid (uno de esos periódicos europeos de calidad a los que me refería en la entrada anterior) Enric Juliana, quien, al hilo de la presentación de su último libro «España, el pacto y la furia», expone con rigor, humor y cordialidad su visión de la actualidad política nacional e internacional.
Sentado en uno de los lugares que el Ateneo facilita a sus expresidentes, rememoro las primeras tertulias de los años ochenta del pasado siglo (ahí es nada) en las que ciudadanos de ambos bandos en liza durante la guerra civil departían amablemente, sin atisbos de crispación. Me lamento de los tiempos actuales, llenos de ruido y furia, como el título del libro de Juliana. Me quedo con una frase en clave irónica para el recuerdo: «El PP bombardea por la mañana con la amnistía, y por la tarde cava túneles para un posible futuro entendimiento con Junts». Y otra, preocupante: «España ha entrado en el siglo XXI con la misma dinámica que otros países en los que se está erosionando la democracia…» Trump en el horizonte.
22-III-24. Viernes
Tres periodistas de raza y un destino: las enésimas «fortalezas y debilidades de Menorca». El maestro en coraje vital Sebastià Rotger, el exquisito Miquel Àngel Limón y el documentado editor de este periódico Josep Pons Fraga, departen sobre pasado, presente y futuro de nuestra isla en el mundo del turbo capitalismo. Miquel À. Limón habla de los primeros lustros de democracia como una auténtica edad de oro de la cultura menorquina, Sebastià Rotger critica la excesiva burocracia y profesionalización de la política, mientras Josep Pons Fraga deja en el aire una pregunta para la reflexión: «El rumb actual de Menorca és encertat, naveguem en bona direcció?»
24-III-24. Domingo
Pésima noticia proveniente de Rusia. Un sanguinario atentado terrorista estremece nuestras conciencias y confirma nuestra cósmica fragilidad pese a las bravatas de los gerifaltes sobre una pretendida seguridad y promesas de una persecución implacable de los malhechores y de un castigo feroz… Pese a las evidencias de la autoría islamista del atentado, Putin, el líder concernido en esta ocasión, busca y rebusca debajo de las piedras una conexión ucraniana que le pueda reportar beneficios políticos. Suena a déjà vu.
26-III-24. Martes
Caramel·los llargs, películas sacras y los sacs y capirotes preparados sobre la cama de nuestros padres. Solía quejarme (y burlarme un poquito en mis artículos primerizos) de las programaciones cinematográficas de aquellos días, a cuál más santurrona («Marcelino Pan y Vino», «Molokai», «La Túnica sagrada», «Rey de reyes»…) y no solía faltar la llamada del padre Cots recriminándome mi falta de piedad.
Eran otros tiempos.