Allá por 1987 el escritor checo Ivan Klíma escribió en su maravillosa novela «Amor y basura» la siguiente frase: «En el mundo todo se va convirtiendo en basura, en desechos que es necesario eliminar de la faz de la tierra, de la cual no es posible eliminar nada». He encontrado fácilmente esta cita porque la tenía subrayada. Y hoy me he vuelto a acordar de ella. Parece ser que, después de confiar equivocadamente en la buena voluntad de los vecinos, muchos municipios han decidido que es mejor recoger la basura a domicilio. La buena voluntad no existe, pero la basura sí. Y por eso, si la basura no va a la montaña, la montaña tendrá que ir a la basura. Fácil de comprender. Es decir, que se volverá al sistema de toda la vida de recogida puerta por puerta. Los humanos somos muy caprichosos –además de perezosos–, y qué mejor manera de desprenderse de la basura que dejándola en el portal para que alguien se la lleve. Menudo alivio.
Una se acostumbra a todo
Basura en el Everest
28/02/24 4:00
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