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Ante la eventualidad de que, a pesar de todo, Trump pudiera volver a la Casa Blanca convendría no echar en saco roto su advertencia respecto del futuro de la OTAN. El mensaje que lanzó en el transcurso de un mitin en Carolina del Sur dejó helado a más de uno en Europa. Trump explicó que uno de los presidentes de un país que pertenece a la OTAN le preguntó si los EEUU seguirían defendiendo a ese país si fuera invadido por Rusia incluso si no pagaba. «No te protegería» -respondió- «De hecho» -añadió- «los alentaría (a los rusos) a hacer lo que quieran. Tienes que pagar tus deudas» -concluyó.

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Más allá de rechazar la brutal simplicidad de las palabras del expresidente, los gobernantes de los países que forman parte de la Alianza Atlántica deberían reflexionar sobre la cuestión de fondo a la remite el exabrupto de Trump. Me refiero a la financiación. Todos se comprometieron a destinar un mínimo del 2% del PIB en defensa pero solo nueve -de 30- cumplen. Y Washington es quien más aporta. Esa es la almendra de la cuestión. Lo que señala Trump no es nuevo -sí la forma tan brutal de plantearlo-, pero ya había enseñado el colmillo siendo presidente en el transcurso de una cumbre de la OTAN celebrada en 2019 en Londres. Que sus declaraciones hayan sembrado inquietud en los países de la Alianza, sobre todo en los que tienen frontera con Rusia, es lógico, máxime tras la guerra desatada por Vladimir Putin contra Ucrania. Pero la cuestión de fondo permanece sin resolver.

Si en Europa queremos seguridad, tenemos que hacernos a la idea de que hay que pagarla. No podemos delegar nuestra responsabilidad. En el caso de España -uno de los países que no alcanza el 2%- el Gobierno Sánchez asumió el compromiso, pero no lo cumplimos. Invertir en Defensa es una prioridad que debería ser debidamente explicada para que la opinión pública no se quedara con la demagogia que suelen aparejar los argumentos de quienes contraponen las partidas del Ministerio de Defensa con las de Sanidad o Educación. Tras la invasión de Ucrania, en Europa, lo que está en juego y lo que hay que defender son nuestras democracias.