Este artículo no le va a gustar a nadie. Entre otras cosas porque cuenta lo que pienso. Es un sí pero no de toda la vida, de esos que nos gusta a los que tenemos en la ambigüedad nuestra zona de confort.
Está bien que Sánchez intente resolver la relación de España con Catalunya. Lo hace ahora porque necesita los votos. Nada de lo que plantea lo hubiera hecho si hubiera conseguido una mayoría suficiente para gobernar. Está bien amnistiar a los que cometieron delitos políticos que nunca deberían haber castigado si entre todos hubieran sido capaces de hablar y negociar. Está bien buscar soluciones a los conflictos, por supuesto. Ahora bien, ¿va a servir la amnistía para apaciguar las aguas o simplemente se van a envalentonar aquellos que ahora se llevarán el perdón con su chantaje parlamentario? Es muy probable que Catalunya ni tan siquiera reúna una mayoría suficiente que quiera realmente despegarse de España.
Si hemos entendido que el Reino Unido decida unilateralmente salir de Europa, ¿por qué razón nos parece absurdo que Catalunya decida sobre formar parte o no de España? Será por problemas. En fin. A todo ello echo en falta una encuesta del CIS sobre la opinión de los españoles respecto a la amnistía. Usted y yo sabemos perfectamente por qué. Seguro que la hay. Una cosa está clara: Sánchez miente más que habla. Disfrute de lo votado.