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21-X-23 sábado

Buscando en «Es Diari» asuntos si no triviales por lo menos de más fácil digestión en estos tiempos de tanto agobio informativo, me encuentro con el colega columnista Antonio Tudurí, quien ya nos deleitara en verano con una serie de artículos casolans sobre personajes de un mundo que se fue para no volver. Se pregunta hoy Toni  por Perico Polaina, negacionista avant la lettre que aseguraba a quien quisiera oírle que el hombre jamás llegaría a la luna. Murió siendo yo muy joven, y apenas albergo recuerdos de él. No así de José María «es policía», o es sheriff, con quien mantuve una fluida relación, inquilino él del Hospital Municipal de Es Cos y el dietarista, des carrer de Ses Moreres, en cuyo número 7 nací y pasé mis quince primeros años de vida.

José María interrumpía su traqueteante caminar en cuanto me veía porque, al ser sobrino de un juez y más tarde hermano de otro, intuía que  aquel proyecto de calvo disponía de un innegable poder en asuntos de leyes; me contaba sus detenciones del día y obviamente le seguía la corriente, no fuera a ser que me detuviera a mí. Luego me fui a la universidad y le perdí de vista. Supongo que moriría en el mismo hospital municipal que le daba cobijo. Le recuerdo con ternura.

Pero a quien se refiere especialmente Antonio Tudurí en su artículo de hoy es a la castañera del pasaje Sitges, escoltada siempre por su hierático marido, y traigo a colación a la pareja porque tengo un recuerdo vívido de su intento de montar una cafetería en la calle Bastión, el «Bar Chiringuito» de cuya efímera existencia no hay crónicas (tampoco de sus inexistentes clientes). Tuve que preguntar a mi padre el significado de la palabra «chiringuito» ya que para entonces el experto señor Abascal no debía de haber nacido…

23-X-23 lunes

Alivio semejante al del 23 J cuando el electorado español contuvo a la extrema derecha en los confines del poder democrático. Y es que lo de Argentina pintaba fatal: un anarquista de derechas partidario de legalizar la venta de órganos, prohibir el aborto, dolarizar la economía y acabar con la sanidad y educación como servicios públicos, entre otras lindezas propias de la ideología del xaloc en canal propiciada por el caudillo universal Donald Trump...

Por el momento, y a falta de la segunda vuelta, alivio ante la evidencia de que hay mucha gente que puede sentir fascinación por la política de la tierra quemada (garnarem prometía en su ya lejano día un peculiar político menorquín), pero que a la hora de la verdad activan las cuatro neuronas de seny que permanecían agazapadas y frustran el entuerto. Confiemos en que persista el buen criterio de una mayoría de ciudadanos argentinos...

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31-X-23 martes

«Cada vez se generan menos sentimientos comunitarios. A cambio predominan los sentimientos pasajeros y las pasiones transitorias como estados de un individuo aislado en sí mismo».

Las palabras del filósofo coreano/alemán Byung-Chul-Han me vienen a la memoria mientras observo por televisión los fastos del juramento de la Constitución por parte de la princesa Leonor. Y es que, según el pensador, lo que predomina hoy es una comunicación sin comunidad, pues se ha producido una pérdida de los rituales sociales. Hoy, en el Congreso, hemos podido experimentar una vuelta a esos rituales que «crean» comunidad, puede que Byung-Chul-Han tenga por lo menos parte de razón y, a través de la princesa, recuperemos parte del sentimiento comunitario perdido. No hace falta ser monárquico para reconocerlo, aunque no le será fácil a la actual monarquía disipar las sombras extendidas por su disipado abuelo.

1-XI-23 miércoles

Resaca reflexiva del cumpleaños real al compás de los rituales del día Todos los Santos (buñuelos con miel en primer plano). Y es que no es fácil, racionalmente hablando, declararse monárquico, pero tampoco lo es afirmar que, sin serlo, uno no es antimonárquico. Visto con frialdad analítica, la monarquía constitucional ha sido una institución útil para la democracia española y diría que bastante querida hasta el bochornoso incidente de Bostwana y todo lo que vino detrás. En nuestra experiencia como país con escasa raigambre democrática y en permanente grado de histeria política como el nuestro, no es mala solución siempre que la institución sea neutral, transparente y ejemplar.

2-XI-23 jueves

Parece que el delicado (¿y frágil?) pacto de investidura está a punto de salir del horno de la cocina monclovita ante el temblor general, al tratarse de un asunto de alto voltaje (la amnistía del procés), alambicada controversia jurídica, y notable osadía política por parte de un presidente necesitado de los votos independentistas para ser investido. Puede que  la amnistía sea constitucional, pero, en fondo y forma, se trata de un test de estrés a las instituciones muy (¿demasiado?) arriesgado. Veremos.