Hay un impresentable llamado Tim Gurner, empresario australiano inmobiliario, que se ha hecho famoso por sus venenosas declaraciones sobre los obreros. Su mierda de forma de pensar ha dado la vuelta al mundo, en este planeta global donde nos enteramos de lo que ocurre en el rincón más remoto. El tipejo este tiene en el banco seiscientos millones de dólares. Con eso, se podía dedicar a tomar el sol en cualquier paraíso tropical y disfrutar de la vida si su pequeño cerebro se lo permitiera. Pero no, es el clásico espécimen de codicioso miserable que siempre quiere más. Lo que ocurre es que no consigue más por su indudable talento empresarial o por su empeño o sabiduría, no. Lo que pretende es obtener más, atesorar más, a base de exprimir a sus obreros.
Impresentable
29/09/23 4:01
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