Las veces que he tenido que ir por el centro casi al medio día, en las zonas peatonales hay momentos que te encuentras como perdido, se te pone una cara de anonimato que espanta. El turista, cuando decide dejar la playa e invade nuestras calles, el caos es impresionante. Yo que cuando salgo en primavera no voy con la idea de encontrarme con ningún conocido, ahora es que casi tengo la necesidad vital de ver alguna cara conocida. He llegado a pensar si el turista soy yo o son los demás. El turista en masa no conoce para su circulación ni la izquierda ni la derecha, navega con la vista como perdida, se detiene porque le pica una oreja y ocasiona un embotellamiento alucinante. Su familia obediente al jefe de la manada frena en seco ocupando entre la mujer, el hijo y la sillita del bebé el poco espacio disponible.
Granos de arena
No sé si estamos de sobra
17/07/23 4:00
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