Sabes que soy un refunfuñón cuando llega el otoño, sobre todo, o cuando se apaga el verano. Suelo compartir en estas líneas que entro en una especie de depresión o algo similar mientras se va consumiendo el verano y los últimos coletazos de color dan paso a días cada vez más cortos y donde el viento es casi casi una constante, además de un incordio. Ahora no. Ahora soy la persona más feliz del planeta mientras el sol nos regala, cada día, un ratito más de luz invitándonos a hacer todas esas cosas que no hemos podido disfrutar en los meses previos.
Yo creo que la primavera no es solo una estación del año, es también un estilo de vida, una especie de felicidad caduca que se extiende mucho más rápido de lo que se encoge cuando toca. Estos tres meses de temperaturas ligeras, de horas y horas de luz solar, jornadas estivales y turismo limitado, son el verdadero tesoro que guardamos celosamente mientras allí, a lo lejos, en la Península, cuentan los días que faltan para que lleguen las vacaciones y el tedioso mes de agosto. No te diré que la Isla luce más bonita porque quien de verdad ama Menorca sabe que está preciosa en cualquier momento del año, pero ahora tiene un encanto especial que fácilmente resulta más atractivo para muchos y regalarte una tarde en Son Bou mientras el sol se consume al fondo a la derecha hace que se te llenen las pilas al máximo con el mínimo. Y es adictivo.
Yo renunciaría a un poquito de verano y a otra mijilla de invierno para que la primavera fuese más larga porque somos muchos los que pasamos el año esperando esta época y si no vamos con cuidado nos pasa a una velocidad pasmosa dejándonos con cara de tontos y un tufo a protección solar de coco que invade las calles en verano. ¿Y para qué te suelto yo todo esto? Pues para que disfrutes, para que aproveches la buena onda y estos días tan bonitos mientras vamos olvidando otros que no lo han sido tanto. Puede que no haya sido el invierno más fácil de nuestras vidas pero ahora no es más que un recuerdo del pasado que sirve para ampliar la mochila de la memoria. Acuérdate de esto, la primavera pasará más rápido que el verano, que el invierno y, por supuestísimo, que el otoño. Aprovecha para hacer las paces con todo lo que dejamos atrás para que disfrutemos muchísimo más todo lo que nos queda por delante, que es precioso. Y disfruta, que a veces nos empeñamos en complicarnos la vida cuando lo mejor es levantar la vista y disfrutar de todo lo que nos rodea.
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