Yo no sé si los sueños se cumplen si los pides especialmente en la noche de San Juan siguiendo el inacabable listado de tradiciones, pero sí que tengo claro que si le sumas trabajo, constancia, sacrificio y entrega, los tienes más cerca. Desde pequeño he aprovechado la noche del 23 al 24 de junio para pedir cosas que, según el momento en el que me he encontrado, te daría más o menos risa.
Así, a bote pronto, recuerdo haber pedido gustarle a la chica que me gustaba -aún estoy esperando que se cumpla, aunque ahora ya no hace ninguna falta-, tener una vida llena de viajes en los que no falte la aventura -confío en sumar a los que ya llevo muchísimos de los que me faltan-, ser más guapo -ese creo que era de los primeros, cuando todavía ni me afeitaba-, llegar a ser futbolista profesional -¡buf, qué pereza ahora que lo pienso!-, aprobar el curso -cuando no había abierto los libros ni para forrarlos-, o que un familiar mejorara su estado de salud.
Con el paso de los años mis deseos se han vuelto cada vez más serios y dependen más de mí que de la autoridad divina que esté de guardia para cumplirlos. He pedido que no me falte trabajo, que no me falte vida, organizarme mejor para disfrutar de todo lo que tengo, entre otros. También he pedido que a los autónomos nos dejen un poquito en paz, que estamos cansados de tirar del carro y ser los que pagan la fiesta, aunque la fiesta tiene pinta de no parar y nos va a tocar seguir pagando desproporcionadamente perdiendo, además de dinero, salud.
Si te soy sincero, a esta última noche de San Juan le he pedido que todo se quede como está. No necesito nada en especial salvo que todo lo que me rodea se quede sin cambio alguno, pensando que a lo mejor mi deseo no pedido lo podía aprovechar otra persona con dos deseos. Yo, este año, lo tengo cubierto. Podría haber pedido clemencia con el aire acondicionado pero prefiero hacerlo a los que me rodean. También podría haber pedido la paz en Ucrania, o en el mundo entero, pero creo que con tanto majara suelto, un deseo no me basta.
Me gustaría marcarme un objetivo para la noche de San Juan de 2023: No depender de ningún deseo para seguir siendo feliz. Disfrutar de una noche mágica sin tener que recurrir a la magia. Ni a las brujas.
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