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Por ser espiados me refiero.    La intranquilidad, una más entre las miles que sufrimos el ciudadano de a pie, ha hecho que la desconfianza se apodere de nuestra fe en muchas cosas que nos rodean.    A mí por ejemplo, desde que al presidente del Gobierno y a la ministra Robles les han dado gato por liebre, empiezo a desconfiar de mi gato. Cuando se me acercaba para demostrarme su cariño y se me quedaba mirando fijamente, siempre había pensado que su ronroneo era debido a ese natural enamoramiento entre el humano y su mascota.    Pero desde que me enteré que el espionaje estaba a la orden del día y que te podía llegar de mil formas distintas, he llegado a pensar si esa obsesión de mi gato    por mí y por el resto de mi familia, no era más que    puro espionaje y que algún gobierno extranjero podía haberle introducido un chip camuflando entre sus piensos. Yo, por si las moscas, intento ser más cariñoso que nunca con él, le compro los mejores piensos, intento sobornarlo diariamente con golosinas gatunas, todo lo que sea por si estoy en lo cierto y que la imagen que capte el animalito en cuestión sea de lo más pacífica e inocente, y recuerden, cuiden lo mejor posible a sus mascotas tanto por ellas como por ustedes mismos.