Estoy un poco decepcionado, según parece nadie me ha puesto el Pegasus en mi teléfono. Eso me da una medida de mi bajo valor dentro de la sociedad. Cualquiera que sea algo en este mundo parece que ha sido espiado, al menos estos días están aumentando los casos de forma sorprendente. Habrá que seguir esperando.
Es curioso que fuese en una Universidad en Canadá que descubrieran los casos de espionaje a 65 políticos catalanes, lo que se ha denominado el catalangate, y que fuera el «New Yorker» el que lo hiciera público. Una vez fue publicado, numerosos periódicos extranjeros y de Cataluña lo comentaron, pero no lo vi en los periódicos españoles hasta un par de días después cuando el presidente de la Generalitat hizo su protesta pública. No es extraño que España cayera este año al puesto número 32 de la Clasificación Mundial de Libertad de Prensa, que elabora Reporteros Sin Fronteras. Pero aun más sorprendente fue el silencio del Gobierno español sobre ello.
El gobierno tardó más de una semana en comentar ese asunto y su respuesta fue la típica de no responder. El argumento que dieron fue que España es una democracia plena y por tanto todo lo que se hizo es legal. Este argumento es al revés de lo que debería ser: España para ser una democracia plena tiene que asegurarse que todo lo que hace el gobierno es legal. Tampoco se dio a entender que hubiera una investigación interna.
Actualmente hay un deterioro de las democracias, y el caso de España es bastante serio con todas las cuestiones relacionadas con el poder judicial por ejemplo. Hace unos meses y en una evaluación de los países llamados democráticos que publicó «The Economist», España fue calificada de democracia deficiente. La historia de como el Gobierno está llevando lo del catalangate no va a mejorar esta calificación.
Como si fuera esto parte de una comedia de enredos, unos pocos días después, el Gobierno de España anuncia que han descubierto que los teléfonos de Pedro Sanchez y de Margarita Robles habían sido espiados el pasado mayo con el Pegasus. En este caso sí lo denuncian y piden a la Audiencia Nacional que investigue el caso. Además han ido apareciendo otros varios casos de este espionaje.
Esto ya nos crea muchos problemas sobre cómo funciona el Estado español y su eficiencia. Si el Pegasus solo se provee a gobiernos, ¿quién está espiando a quien?, ¿cuál es la situación legal de todos esos casos? y ¿cómo es que el caso de Sánchez y Robles no se ha descubierto hasta ahora?
Una explicación simplista es que el caso de Sánchez y Robles es un cuento hecho para tapar la catalangate. Ciertamente les ha venido muy oportuno el destaparlo ahora, pero dudo de que sea un caso falso. El momento de destaparlo puede que haya sido planeado, pero no parece que sean casos fabricados si abren una investigación sobre ellos.
Según parece, el CNI compró el programa Pegasus por unos 6 millones de euros a mediados de la década pasada. El objetivo era para usarlo en el extranjero. Cómo realmente lo ha usado el CNI no lo sabemos, ni lo sabremos. La ley de Secretos Oficiales sirve para cubrir todas sus actividades y según la ministra Robles todo su uso ha sido siempre legal. Pero la ciudadanía y los afectados por el espionaje deberían tener una respuesta clara y honesta.
El programa Pegasus ya lo había comprado España cuando estaba el gobierno de Rajoy. Durante este gobierno se creó lo que se han llamado las cloacas de Interior que aun están siendo investigadas. Uno de los objetivos de esas cloacas era el espionaje a partidos políticos y a los separatistas catalanes. No sabemos si los de las cloacas accedieron al Pegasus, pero es muy posible. Tampoco sabemos hasta qué punto se han limpiado esas cloacas. ¿Es posible que algunos elementos de esas cloacas sigan aún operando?
Puede también estar involucrado otro país. Marruecos ha sido mencionado. Si es así ¿de quién es la responsabilidad por el fallo de vigilancia?
Muchas son las preguntas y de momento ninguna respuesta. Si España quiere ser una democracia es fundamental que estas cuestiones se aclaren.