Menuda estafa. Abril es, de largo, mi mes preferido porque me ofrece una pequeña tregua laboral que me permite invertir las tardes en salir a correr mientras cada día hay más horas de luz. Es más, el clima invita a terminar algún entrenamiento con un tímido primer chapuzón mientras fantaseo que el verano llega antes, que se adelanta y que la manga corta gana presencia. Imagínate tú la gracia que me hace este primer fin de semana de abril.
No debería dramatizar pero me imagino que también le pasará a más de una de las personas que frecuentan esta columna que ahora ya no estamos para bromas y tras dos años de idas y venidas con la mascarilla, las vacunas y todo el follón que ha provocado el bicho, tenemos unas ganas de normalidad que no son ni normales. Sentarte en una terracita, tomar una cerveza y unas bravas y preocuparte más por lo que viene que por lo que dejas atrás. ¿De verdad no te apetece?
Esta racha de días raros que llevamos desde que estrenamos la primavera, invitan más a ser pesimista que a desempolvar las chanclas y el bañador. Y no es justo.
Últimamente hemos encadenado una tensión tras otra y creo que a toda esa crispación le hace falta una buena dosis de optimismo, de positivismo y algo de sol, agua salada y alguna resaca. No puede ser que llevemos dos años viviendo acongojados esperando no sé muy bien qué, mientras nada cambia o cambia poco. Ahora ya va siendo hora de que al guionista de toda esta locura le dé por cambiar el guión, dar un giro argumental y regalarnos el equivalente a una primavera calmada y un verano para disfrutar.
Si te soy sincero, esta ventolera del viernes no la tenía prevista ni presente, y, como las malas noticias que son todavía peores cuando son inesperadas, me ha caído regulinchi. No te digo yo que quisiera ir a la playa, porque todavía es pronto, pero por lo menos sí poder fantasear con esa primera visita del año a Binigaus con la que muchos soñamos y que te permite hacer las paces con tu yo interior.
Pero bueno, no me pondré más negativo de la cuenta que a estas alturas te estarás sintiendo igual que cuando cometes el error de mirar el telediario. Vamos a levantarnos cuanto antes, a pensar que al mal tiempo se lo lleva el viento, y estos días tenemos viento de sobra.
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