Solo ante el tedio televisivo anual. Mi familia se niega a seguir el discurso del Rey y me veo solo ante la tele después de haber asegurado infructuosamente que este año sí diría algo interesante. Vanas esperanzas. Ni siquiera con las tortuosas andanzas financieras de su padre, las cartas de militares nostálgicos de épocas de ‘paz y orden', o el fragor de las refriegas políticas, con una creciente crispación, así como el incesante cuestionamiento de la legitimidad de un gobierno democrático (tanto como lo podría ser una coalición PP-Vox), ninguno de estos factores ha hecho variar un ápice el tono burocrático y el fondo evanescente del discurso de la Corona.
No es que esperara una condena formal de su padre ni de los exabruptos antisistema de la extrema derecha, sé que el Rey está limitado constitucionalmente, pero sí esperaba que fuera algo más explícito en su condena de las incalificables operaciones financieras del rey emérito, así como en la defensa de la neutralidad de la Corona y la legitimidad del gobierno democrático, puesto en cuestión por la ultraderecha política y militar, y que condenara la polarización actual del debate político apelando a la mesura, prudencia y rigor de los políticos en sus planteamientos y manifestaciones.
Mi familia me preguntó por el discurso y balbucí algo sobre la ética por encima de personas y familias, pero la verdad es que el monarca me había ayudado poco a recomponer la figura, y percibí algunas risillas, más sarcásticas que irónicas, es decir, con un puntito de crueldad… Tú te lo has buscado, forastero.
25-XII-20 Viernes
Día de brou i bullit y de oración a San Omeprazol.
26-XII-20 Sábado
Varias llamadas en relación con mi artículo de hoy en «Es Diari» («Estampas navideñas»). Compruebo que en general la gente agradece la sonrisa sobre todo en tiempos turbulentos. La fotografía que lo acompañaba merece una precisión: fue tomada a traición por mi hijo durante el discurso del Rey y en ella se advierte la pasmosa soledad del dietarista en noche tan señalada. A la vista de la instantánea, un amigo me dice mordazmente que la república es inminente…
27-XII-20 Domingo
Día de alegría y esperanza por el inicio de la campaña de vacunación. Un lector me dice que no se fía de la efectividad y teme por los efectos secundarios (la impotencia entre ellos, ay pillín), y recuerdo lo que me dijo un colega hace un par de meses: que si lo del virus no sería más que un complot del 5G con el financiero George Soros y otras oscuras fuerzas, como la masonería internacional y los chinos, por supuesto («virus chino» repiten machaconamente Trump y Abascal), teoría conspiranoica a la que se adhieren con entusiasmo los pirados terraplanistas y los de Quanon, que defienden la idea de que Trump es un héroe que lucha contra la organización pedófila de los demócratas (con Hillary Clinton de cerebro gris) y su cómplice, el Estado profundo (sic)…
Mi pasmo ante la capacidad del ser humano para generar majaderías es infinito… ¡Vacuna, ya!, y a trabajar para descubrir otra contra la estupidez.
28-XII-20 Lunes
Se va Diana Font de la radio y perdemos su cálida y envolvente voz, su proverbial afabilidad y su talento periodístico. Es una noticia que no me hubiera gustado recibir, he participado muchos años (en distintas etapas) en sus programas y siempre me ha resultado gratísimo. Salud y força, Diana.
30-XII-20 Miércoles
Lo tiene mal el 2020 para salir dignamente del escenario donde interpretamos esa obra llena de ruido y furia que es la vida según Shakespeare. Así que me voy a poner en plan abogado del diablo para tratar de encontrarle algo bueno al año agonizante. Veamos:
- Nos ha sacado a Trump de encima (bueno, todavía no se ha ido, pero ya va para allá una pareja de la Guardia Civil). El trumpismo será más difícil de erradicar, pero se ha dado el primer paso derrotándolo en las urnas.
- Europa sale fortalecida, le ha apretado las clavijas a los ingleses, que no lo tendrán fácil para practicar la competencia desleal. Además, con ellos dentro de Europa, le hubiera sido muy difícil a la UE llegar al Plan de Recuperación Económica post pandémica, el mayor estímulo económico de dinero público jamás acometido.
- La conciencia generalizada de que hay que mejorar los servicios socio-sanitarios y la inversión en ciencia. Ni siquiera los amantes de Estado mínimo lo discuten ya.
- Puede que se atisbe un renacimiento del sentimiento solidario y de cooperación internacional (la rapidez en lograr la vacuna es significativa), y estemos a las puertas del fin de la vigencia del famoso dictamen de Margaret Thatcher de que «no hay sociedad sino individuos». Y puestos a ser optimistas, por la misma regla de tres debería entrar en barrena el make my country great again… ¿Indultamos al 2020?