Cuando una sociedad acumula alta tensión interna, a veces basta un simple incidente para que se produzca una explosión. La sociedad norteamericana lleva muchos años de tensión por la discriminación racial. El desprecio de muchos a los afroamericanos y la desigualdad económica y social en que estos se encuentran es ciertamente una gran fuente de tensión. En las últimas semanas hemos visto como esta tensión estallaba con lo que no fue un simple incidente, el asesinato de George Floyd por parte de la policía de Minneapolis.
El vídeo de cómo la policía trató a George Floyd es suficiente para ver la mentalidad que tienen al tratar con la comunidad afroamericana. El vídeo es tan explícito que por eso se explica el enorme impacto que ha tenido no solo en Estados Unidos sino en todo el mundo. Pero eso no fue un caso aislado. Cada año hay un promedio de 1.000 personas que han muerto en manos de la policía en Estados Unidos. Según la cuenta que mantiene el «Washington Post», desde el 2015 ha habido 5.400 muertos en manos de la policía.
En la estadística hay que referirse al «Washington Post» ya que no se dan datos oficiales sobre estos casos. El sistema encubre todos esos asesinatos y en general no se toman medidas contra la policía. El 13 de marzo, hubo otro caso igualmente horrible en Louisville. Se trata del asesinato de Breonna Taylor, una joven afroamericana de 26 años que trabajaba y a la vez se preparaba para ser enfermera. Un grupo de policías, en una investigación sobre drogas, sin llamar derribaron la puerta de su casa y la cosieron a tiros mientras ella estaba en la cama. No encontraron ninguna droga en la casa. Ninguna medida se tomó con los policías que participaron en esta muerte. Ahora parece que se iniciará una investigación bajo la presión que existe ahora sobre estos casos.
Manifestaciones multitudinarias de protesta han tenido lugar en todo el país y también en el extranjero. En Estados Unidos, la represión a los manifestantes ha sido dura, estimulada por Trump, y llevamos casi veinte muertos debido a esa represión. Un caso ha sido particularmente llamativo para ver la actitud de la policía con los manifestantes. Un hombre blanco de 75 años que era parte de una manifestación pacifica en Buffalo fue golpeado por la policía y lo echaron al suelo. Allí se quedó, sin conocimiento y sangrando mientras la policía pasaba por su lado sin preocuparse en absoluto por él. La fotografía de este caso dice más que lo que se puede decir con palabras. A pesar que al principio nada se hizo, ahora ya están suspendidos de empleo y sueldo dos policías responsables por los hechos mientras se hace una investigación sobre los hechos.
¿Cuál fue la reacción de Trump al ver la foto? En un tweet acusó al manifestante de ser un provocador antifascista y de fingir su caída y su herida. Eso después de haber ordenado el dispersar manifestaciones pacíficas cerca de la Casa Blanca y haber montado un número saliendo Biblia en mano para dirigirse a una iglesia episcopaliana cercana. La obispo de esta iglesia, Mariann Budde, le recriminó públicamente su forma de actuar.
Trump hace unos días declaro que los Antifas, antifascistas, son grupos terroristas y como tales quiere que los trate la ley. Parece que en esto está de acuerdo con la señora Álvarez de Toledo. Esta declaración tuvo su impacto en la sociedad. En varias zonas rurales de América corrió el rumor de que un autobús con antifascistas se acercaba a los pueblos y que iban a matar el ganado e incendiar las cosechas. Cundió el pánico y entonces empezaron a salir grupos pro-Trump todos con armas de fuego para protegerse de los antifascistas.
La reacción de Trump a todo lo que está pasando muestra una falta de empatía total con las víctimas de esos maltratos policiales. Solo le interesa aprovecharse de ellos para ganar votos en las próximas elecciones. Aunque no sé si su táctica electoralista es efectiva. A ella solo pueden resonar los más extremistas.
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