A más miedo, más medidas de seguridad. Y alrededor de eso, crece una actividad económica que hace unos años era casi inexistente. La seguridad privada para cargos públicos amenazados por ETA ha ido a menos, por suerte, pero la «demanda» del sector se ha disparado con la yihad hasta límites increíbles. La aplicación de medidas alcanza hasta un rincón del Mediterráneo tan pacífico como Menorca. Tendríamos que alegrarnos por ello, pero la verdad es que es un engorro sufrir los efectos de los protocolos cuando nunca se ha localizado aquí por estos medios a un posible terrorista o en ciernes de convertirse. Lo que sí pasó hace unos años es que una jubilada inglesa se olvidó en su bolso un hacha y pasó por el Aeropuerto como si tal cosa y al llegar a su chalet y buscar las llaves se encontró con un arma de ese calibre.
Terra de Vent
Seguros pero no tontos
30/07/17 0:00
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